Lo que debes saber sobre la ciencia ficción colombiana, por Rodrigo Bastidas Pérez

Entrevistamos al compilador de ‘El tercer mundo después del sol’, una antología de ciencia ficción latinoamericana que se publicó este año. No solo habla de su libro, también reflexiona sobre el género, comparte sus proyectos en 2022, y recomienda algunas obras a los lectores de CROMOS.

Por Redacción Cromos

23 de diciembre de 2021

'El tercer mundo después del sol' es uno de los libros destacados del 2021.

'El tercer mundo después del sol' es uno de los libros destacados del 2021.

Fotografía por: Cortesía de Rodrigo Bastidas

1. ¿Cuál fue el criterio de selección de los autores de El tercer mundo después del sol? ¿Algunos se quedaron por fuera? ¿Cómo fue la curaduría?

Para elegir los autores que aparecieron en la antología, busqué que cumplieran con dos criterios básicos. El primero fue que tuvieran no solo una obra consolidada relacionada con la narrativa de ciencia ficción, sino que hubieran pensado el género a partir de ensayos o textos críticos. El segundo fue buscar los autores que fueran más representativos de cada país, y con “representativos” quiero decir que fueran quienes más influencia tenían en las obras que se están escribiendo hoy en día y fueran referentes no solo en sus países, sino para todo el continente. Estos dos conceptos apuntaban a que fueran escritores y escritoras que estuvieran en el centro del campo literario de la ciencia ficción latinoamericana, con lo cual se podía configurar un libro bien estructurado, variado, complejo y que diera una muestra clara de qué se estaba produciendo en Latinoamérica. Como en toda selección un gran número de nombres quedaron por fuera; lo bueno es que la gran producción de ciencia ficción del continente hace que se pueda pensar en un segundo tomo de la antología o, por qué no, en una serie.

Sigue a Cromos en WhatsApp

2. ¿Hay una sobreproducción de distopías en la literatura? ¿Hacen falta más utopías? ¿Consideras que se escribe más una que la otra?

Las distopías como subgénero de la ciencia ficción tuvo un auge importante a inicios del siglo XX, principalmente en Europa. En Latinoamérica en específico se escribieron pocas distopías y, por lo general, estaban conectadas a inicios de siglo con las estructuras de racialización y de construcciones biopolíticas propias de la época; es muy particular que algunas de las distopías de esa época se puedan leer ahora como propuestas eugenésicas y racistas. En la actualidad pareciera que la estructura literaria de la distopía ha sido cooptada por los mass media haciendo que se popularice mucho más y muestre una apariencia de popularidad; sin embargo, de la antigua propuesta de Orwell o Huxley, pareciera que solo queda la estructura. Por el lado de las utopías, hay un nombre para esas nuevas utopías climáticas y en ocasiones anarquistas que se están escribiendo: el solarpunk. Junto con Francesco Verso, me gusta pensar que este subgénero es lo más revolucionario que puede ofrecer la ciencia ficción actual, dado que estamos en un momento en el que la esperanza de cambio es sinónimo de revolución.

Te puede interesar: Acciones cotidianas para frenar las pandemias, como el coronavirus y el Ómicron

3. ¿Estamos atravesando el momento más importante en la producción de ciencia ficción (CF) en Colombia? ¿Hay otra época similar a la que vivimos?

Si lo miramos desde un punto de vista editorial, es uno de los momentos de más producción: no existe en la historia otro momento en donde haya tanta producción en ficción y crítica. Mientras desde la década del sesenta hasta inicios de siglo (en cuarenta años) se publicaron aproximadamente treinta libros del género; en los últimos veinte se han publicado más de setenta libros; un aumento muy significativo. Esto también se ha visto representado en la creación de editoriales dedicadas al género en el país, la aparición y consolidación de librerías de ciencia ficción y con la producción de talleres de creación y cineclubes. Este desarrollo está, además, relacionado con la creación de una red de autores y lectores de todo el continente que, gracias a internet, se han fortalecido en relaciones que borran las fronteras. Así, no hay un momento similar a este, dado que las dinámicas literarias han cambiado para todo el continente, convirtiéndose esta en una época promisoria para lo que viene para el género.

4. ¿Qué les dirías a los lectores que consideran la CF un género menor?

La primera idea del género menor es conlleva la existencia de uno mayor; en ese caso, ¿Cuál sería ese género mayor?, ¿el realismo burgués, la novela histórica, la autoficción, el ensayo?… Cuando se piensa desde ese lugar, es posible ver cómo se configura un mapa de lectura personal que tiene muchos vacíos porque aún pensamos de manera dialógica. Así, siguiendo la idea de Deleuze y Guattari en Por una literatura menor, habría que pensar la potencia de una literatura menor: si pensamos a la ciencia ficción como algo menor, ¿Qué plus tiene el que se ubique en ese lugar? Yo diría que eso le permite que hable de la realidad de manera más directa a partir de metáforas, que puede saltar más fácil las brechas de la censura, que permite una imaginación más activa y creadora. Así, si alguien piensa la ciencia ficción como una forma de la literatura menor, podría decir que es increíble pensarla así, porque al estar en un espacio relegado, hay muchísimas cosas que se permite hacer. Con este cambio de los conceptos, el género menor puede ser entendido como un género más libre, más arriesgado, más potente; y a quien le guste la literatura, puede disfrutar mucho de algo como eso.

Te puede interesar: La historia de la violencia de Colombia, 50 años del libro de Gustavo Álvarez Gardeazábal

5. Eres uno de los académicos más reconocidos en el análisis y estudios de ciencia ficción. ¿Por qué escogiste el género? ¿Hay un antes y un después en tus lecturas?

Mil gracias por el reconocimiento, hay muchísima gente que está estudiando el género en este momento en Latinoamérica y que se me considere un referente es algo que me honra profundamente. De nuevo, gracias. Escogí la ciencia ficción como un género que amaba leer desde hace mucho tiempo, en realidad desde que era muy pequeño. Me asombraba muchísimo la cualidad que tenía el género para hablar de la realidad sin nombrarla directamente; aprendí muchísimo de historia mundial a partir de las lecturas de ciencia ficción que hice en mi infancia; encontré al Imperio Romano en Asimov o a la colonización norteamericana en Stanley Robinson. Desde ahí noté que en estas obras se veía aquello que el realismo callaba al cubrir la verdad bajo el manto del referente; había en la ciencia ficción una verdad-otra que me interesaba más que la propuesta por otros géneros. Al inicio leí mucho los clásicos de la Edad de Oro y de la Nueva Ola, textos europeos y norteamericanos escritos a mediados del siglo XX; actualmente mis lecturas buscan más libros producidos Latinoamérica, pero también estoy con la atención puesta en el afrofuturismo o en la producción de países como China.

6. ¿Por qué, a diferencia de Colombia, Argentina y Cuba fueron terrenos fértiles para la CF en la región? ¿Qué tenemos para aprender de sus autores?

Cada país latinoamericano tiene sus propias dinámicas para la construcción del campo literario de la ciencia ficción. En el caso de Cuba, estuvo relacionada inicialmente con el uso de los géneros populares como herramientas de la Revolución para desarrollar sus programas de alfabetización, con lo cual durante la década del sesenta la ciencia ficción fue promovida por el Estado mismo. Ya posteriormente ese espacio fue ocupado por la literatura policial, con lo que la ciencia ficción fue tomada por otros autores como lugar desde el cual hacer una crítica directa que saltaba la censura. En el caso de Argentina hubo una fuerte dinámica de impresión de revistas populares (Hombres del futuro, Pistas del espacio) durante las décadas del veinte y treinta, con lo que la ciencia ficción creó un lugar (periférico, pero existente) en la historia literaria del país; este espacio fue sustentado y subrayado posteriormente, ya a mediados de siglo XX, por autores como Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares. Así, hubo una producción constante y de muchas décadas que permite pensar en la ciencia ficción de estos países como algo más sólido. En Colombia no se han dado esos procesos históricos porque en el país son géneros como el realismo, la novela histórica o el realismo mágico, los que más han sido apoyados por editoriales y lectores. Con esto podríamos decir que la ciencia ficción subsiste como un género superviviente en Colombia, pero el hecho de haber sido ubicado en la periferia ha creado un género único en la literatura del país.

7. ¿Qué nos puedes anticipar de Estereoscopio en el 2022? ¿Qué sorpresas traes junto a Daniel Monje?

Para el 2022 se vienen escenas surrealistas convertidas en cine experimental post-conceptual. No, miento, eso es solo una mala broma. Realmente Estereoscopio es un espacio de diversión, comentarios y divulgación que vamos creando a partir de las producciones literarias y audiovisuales que vamos viendo o leyendo, así que seguramente estaremos comentando algunas de las películas y series de televisión que están programadas para el año que viene y algunas que son ya clásicas, con las que crecimos. Para 2022 quisiéramos hacer énfasis en algunos libros de ciencia ficción de algunos años que son parte de la historia pero que no son tan conocidos. Queremos hablar de autores y autoras de la primera mitad del siglo XX, de la Edad de Oro, de la Nueva Ola, que quizá no han sido tan famosos o reconocidos como otros. Dado que la finalidad del canal es (además de divertirnos) ser divulgativo, queremos que cada vez más quienes nos vean tengan un abanico más amplio de autores, series o películas, para que siempre tengan algo de ciencia ficción en su panorama.

8. ¿Qué estás leyendo que puedas recomendar a nuestros lectores?

Lo bueno de ser tan insistente y reiterativo con un tema como el de la ciencia ficción, es que los amigos siempre saben qué regalar en los cumpleaños y cuando viajan. Ahora mismo me han traído libros de otros países que me tienen encantado: Miles de ojos del boliviano Maximilano Barrientos, que se ubica en un paisaje lovecraftiano mezclado con una narrativa tipo Mad Max; también la reedición de Mañana, las ratas del peruano José B. Adolph, la novela que fundó la ciencia ficción inca; y espero con ansias el nuevo libro de cuentos de la mexicana Gabriela Damián Miravete que saldrá a inicios del 2022, con Odo Ediciones. En un tiempo libre que tengo al inicio de año planeo leer las nuevas traducciones de la trilogía Xenogénesis de Octavia Butler: La estirpe de Lilth. Entre los colombianos: en 2021 salió la última novela de Luis Carlos Barragán Tierra Contrafuturo y también Cajón de Sastre publicó un libro experimental de Juliana Borrero Echeverry: Las extraterrestres.

9. Nombra por favor un libro de CF sobrevalorado y otro infravalorado, acompañado de razones.

Más que sobrevalorados, hay muchos libros de ciencia ficción que me parece que no son buenos en sí mismos, pero que funcionan como puertas para otros libros. Las sagas distópicas juveniles como Los juegos del hambre o Divergente, funcionan cuando quien las lee y quiere más llega a otros libros distópicos como Nosotros, de Eugeni Zamiatin, u Oryx y Crake, de Margaret Atwood. Entre los libros infravalorados, hay muchísimos: la obra completa de John M. Harrison, que no es muy conocida; novelas de Samuel Delany como La intersección Einstein, Dhalgren o Babel-17, que no tienen una traducción reciente; y finalmente los cuentos de Alice Sheldon (que escribió bajo el pseudónimo de James Tiptree Jr.), que están su colección: Her smoke rose up, cada cuento es una obra maestra.

Redacción Cromos

Por Redacción Cromos

“Somos la revista de mayor tradición y reconocimiento en Colombia. Entérate con nosotros de temas de estilo, moda, salud, belleza y sociedad.”RevistaCromos
Sigue a Cromos en WhatsApp
Este sitio usa cookies. En caso de seguir navegando se entenderá que usted ha otorgado una autorización mediante una manifestación inequívoca para su uso
Aceptar