¿Cuándo ir a urgencias durante tu embarazo?

Aunque la mayoría de los embarazos transcurren con normalidad, es posible que algunos presenten complicaciones que ameriten que la gestante vaya a urgencias. Te explicamos cuáles son las más comunes.

Por Redacción Cromos

17 de diciembre de 2020

embarazo, cuando llamar al médico

embarazo, cuando llamar al médico

Fotografía por: GettyImages

Por los diversos cambios y molestias que se presentan durante todo el embarazo en el organismo de la mujer, muchas embarazadas, sobre todo las primerizas, no distinguen cuando una alteración o señal es motivo de alarma y puede ocasionar dificultades.

Pero como más vale pecar por exceso que por defecto, si crees que lo que te ocurre no es normal, es mejor aclarar tu incertidumbre con un especialista. Por lo tanto, si se presenta alguno de los siguientes síntomas, es primordial que acudas al servicio de urgencias.

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Sangrado vaginal:

Cerca de un 20% de las embarazadas tiene algún tipo de sangrado, convirtiéndose en una de las principales causas de asistencia a urgencias, sobre todo durante el primer trimestre.

Sea leve o profuso, por la duda debe ser atendido de inmediato ante el riesgo de parto prematuro o de aborto. En algunos casos puede ser por rompimiento de algún vaso sanguíneo en la matriz, por enfermedad o infección vaginal o de cuello uterino. También puede presentarse en los dos últimos trimestres por placenta previa o desprendimiento de la misma.

Dolor en el bajo vientre:

Los dolores abdominales o pélvicos parecidos a los de la menstruación son frecuentes en el primer trimestre y suelen pasar al acostarte y descansar un momento, pero si en cualquier etapa son persistentes y fuertes, similares a una contracción, no vaciles y ve a urgencias para descartar un embarazo extrauterino. Si sucede durante los dos siguientes trimestres, deben despejarse dudas de un desprendimiento de placenta o de preeclampsia.

Vómitos y náuseas.

También son normales en la gestación, pero si son muy intensos, continuos y además no hay tolerancia a las comidas o bebidas, es necesaria la valoración médica por el peligro de pérdida rápida de peso y deshidratación.

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Fiebre elevada.

Aunque es posible que se presente por resfriado, gripa o amigdalitis, etc., si es superior a 38°C. también es probable que sea indicio de alguna infección o enfermedad que pueda afectar tu embarazo o a tu bebé.

“La fiebre es signo de que hay alguna infección. La idea de acudir a urgencias es buscar la causa, que puede ser, por ejemplo, una infección urinaria o incluso una infección del mismo saco amniótico. Siempre que hay fiebre pueden aparecer contracciones y desencadenar un parto antes de tiempo, y dependiendo del origen de la infección puede llegar a comprometer al feto”, explica Germán Barón Castañeda, ginecólogo-endocrinólogo, experto latinoamericano en menopausia.

Contracciones uterinas.

No hay inconveniente cuando son esporádicas e irregulares y se disipan si te mueves o cambias de posición; seguramente son las conocidas como “falsas” o de Braxton-Hicks.

Pero si te causan dolor agudo, no pasan aunque estés descansando y no está cercana la fecha de nacimiento, es indispensable que te observen ante la posibilidad de un parto prematuro. Si son regulares, frecuentes, con poco intervalo y estás en la semana 37 o posterior de la gestación, es factible que estés ya en trabajo de parto y también debes ser valorada inmediatamente.

Cambios de movimientos fetales.

Desde que los notas por primera vez no desaparecen, aunque a medida que avanza el embarazo disminuyen por ser cada vez más reducido el espacio para moverse en tu vientre. Pero si se reducen notoriamente o no los percibes durante mucho tiempo (unas 12 horas), prueba algún alimento dulce para ver su respuesta; si no hay reacción, no dudes en acudir pronto a un centro médico de confianza.

Accidentes graves.

Son más comunes durante la gestación por la inestabilidad que causa la variación del centro de gravedad debido al aumento de tu vientre, y por la producción de la relaxina, hormona que produce tu cuerpo durante el embarazo, y cuyo uno de sus efectos es aflojar los ligamentos del cuerpo, haciéndote más propensa a lesionarte. Ante golpes fuertes o contusiones delicadas en el abdomen o en cualquier otra parte, no dudes en ir a urgencias.

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Dolores de cabeza.

Son preocupantes si son recurrentes y agudos o muy fuertes y no pasan con medicamentos. “El dolor de cabeza puede ser un síntoma de muchas cosas, como por ejemplo una crisis de migraña. En el embarazo damos mucha importancia al dolor de cabeza que es intenso, que compromete toda la cabeza, lo que se llama en forma de casco, ya que puede indicar que la tensión arterial se ha elevado y ha aparecido la preeclampsia”, asegura el doctor Barón.

Disminución de líquido vaginal o amniótico.

No importa si es escasa o abundante; debes ser valorada con prontitud para un diagnóstico certero y ante la posibilidad de que la bolsa de aguas se haya roto y el parto sea prematuro, especialmente si el líquido es de color verdoso o marrón. Si es transparente, la consulta con especialista no es urgente pero sí necesaria tan pronto te sea posible para determinar el estado de tu bebé.

Picor en la piel.

Durante el embarazo es normal en la barriga por el crecimiento de tu vientre. Pero si se produce con frecuencia en manos y pies y es más intenso en las noches, la valoración es necesaria para evaluar posibles complicaciones hepáticas. Cuando también hay enrojecimiento de la piel, es importante descartar reacciones alérgicas.

Rasquiña vaginal. Por los cambios hormonales que ocurren en el embarazo tus defensas disminuyen, afectándose tu sistema inmune. Ante tal situación, son más comunes las infecciones vaginales, que si no son tratadas a tiempo y debidamente pueden provocar complicaciones más graves, entre ellas ruptura de membranas, parto prematuro, inflamación del endometrio o bajo peso de tu bebé al nacer.

Várices o hemorroides con dolor, dificultades para respirar, desmayos, picaduras de insectos, aumento repentino de peso, molestias al orinar, inflamación prolongada y notoria de cara, manos, piernas y tobillos, y cualquier otro malestar por el que irías, aún sin estar embarazada, son razones válidas para acudir a urgencias.

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