Sobrevivientes de abuso sexual cuentan cómo lograron sanar

Después de soportar experiencias que las destrozaron, entendieron poco a poco de qué manera salir adelante y volver a la vida. Ahora comparten su experiencia con muchas otras mujeres.

Por Redacción Cromos

05 de julio de 2018

Cortesía

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Luego de que una mujer es víctima de una violación, la recuperación puede ser lenta y tortuosa. Esto se debe, en parte, a que suele ser solitaria. Hablar, denunciar, para muchas ni siquiera es una opción. Y para aquellas que lo alcanzan a considerar, la confesión va armada de palabras filudas que hieren y rasgan y arden a medida que atraviesan la garganta.

Por esta razón surgió Dhefensoras (Fundación Nacional Defensora de Derechos Humanos de Mujeres Víctimas de Violencia Sexual, ONG que es apadrinada por Jineth Bedoya y su campaña ‘No es hora de callar’): para que aquellas que sobreviven a esa dolorosa experiencia, encuentren compañía, apoyo, ayuda, respuestas. A la cabeza de la organización está Yovana Sáenz, quien aparte de ser una líder que ha impulsado a decenas de mujeres, también fue víctima.

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Ella, que vive en Bogotá, y otras integrantes de la ONG que vinieron a la capital provenientes del Tolima, estuvieron reunidas en la ciudad y compartieron sus experiencias, sus conocimientos y sus aprendizajes en ese difícil camino en el que lograron sanar. Vinieron invitadas por RedBus, una plataforma que, desde hace un año y medio, trabaja para facilitarles a los viajeros la compra de tiquetes de bus para desplazarse por todo el país. En esta ocasión, sus pasajeras fueron estas mujeres que, según Jineth Bedoya, se la pasan trabajando por otras y no sacan tiempo para ellas, un tiempo que es necesario para el proceso de recuperación personal y para tomar impulso y seguir logrando transformaciones sociales (vea las imágenes de su experiencia en Bogotá).

Después de sufrir el partido de Colombia y de que conocieran Monserrate, hablamos con ellas para entender cómo es posible salir adelante. Estas son sus historias de recuperación.

 

Yovana Sáenz

Fundadora ONG Dhefensoras

43 años

3

“Una violación te marca de por vida, te destruye, te mata en vida. Después de que esos dos hombres me atacaran, mientras me apuntaban con un arma, y de que amenazaran con hacerle lo mismo a mi hija si no me quedaba callada, yo morí. Me desprendí de mi cuerpo, me olvidé de mí. Llegué a pesar 150 kilos, aunque mido 1,62. Ya no tenía sentido cuidarse, mi cuerpo ya no era mío.

Solo fui capaz de renacer gracias al apoyo de otra víctima, Angélica Bello. Ella me ayudó a levantarme de la cama. Me dijo: ‘Tú no eres la primera ni la última que pasa por esto, así que no te puedes dejar morir’. Cuando nos escuchamos, cuando conocemos los testimonios de otras sobrevivientes –que aunque sean diferentes apuntan al mismo delito de lesa humanidad–, encontramos fortaleza, unión, compañía.

Por eso es tan importante no callar. Si hablas, les das fuerza a otras mujeres. Si hablas, haces historia. Y si haces historia, trabajas para que no se repita. Se habla de ‘verdad, justicia y reparación para las víctimas’, pero es imposible reparar si no se sabe qué se dañó. Por eso tenemos que contar qué dañaron en nosotras, en nuestro cuerpo. También se habla de ‘perdón y olvido’: yo perdono para sobrevivir, para sanar, para construir paz, pero no olvido, tenemos que recordar para que no se repita.

Yo me demoré un año en denunciar, porque este es uno de los únicos delitos en los que, a la hora de hablar, se juzga es a la víctima. Tú eres la culpable. Hay un señalamiento social con el que debes luchar aparte de pelear contra aquello que te destruye desde adentro. Pero a las que están pasando por lo que yo pasé las invito a que no callen. Les aconsejo que levanten el rostro. Quienes hablamos vemos que los crímenes no cesan, nos siguen amenazando y nos siguen matando, y sabemos que no vamos a cambiar el mundo, pero al menos tenemos que trabajar para crear conciencia. Solo falta voluntad, humanidad y empatía para transformar la sociedad, y a nosotras nos sobran ganas para llevarle ese mensaje a la gente”.

 

María Elena Pulido Lozano

Ama de casa

37 años

4

“A muchas nos da temor hablar. Cuando a mí me pasó, hace cuatro años, yo sentía miedo. Gracias a Tulia Lozano, que es mi amiga y que pertenece a Dhefensoras, fui capaz de denunciar. He recibido acompañamiento y capacitaciones de recuperación emocional por parte de la Unidad de Víctimas. Desde ese momento empecé a sentir que yo valía, que tenía fuerza y que ya no me tenía que sentir mal porque me juzgaran por lo que me pasó. Uno cree que es culpa de uno, pero es que yo no busqué que me pasara eso. Este acompañamiento sirve para no sentirnos solas, para darnos cuenta de que hay que hablar con la frente en alto para que esto no se quede impune.

Yo pensé en morirme muchas veces, pero mis hijos son mi razón para salir adelante cada día. Me siento orgullosa de mí, sé que valgo mucho. Hoy en día la relación con mi cuerpo es muy distinta, yo me odiaba. Ahora me gusta verme al espejo y saber que soy bonita. ¡Me gusta tomarme fotos!

Uno se pregunta, ¿por qué me pasó a mí? Pero miro alrededor y no soy solo yo. A muchas les ha pasado e incluso en peores situaciones. Se dice que Dios da las mayores batallas a las más grandes guerreras y acá estamos. Eso somos: unas guerreras”.

 

Yolanda Yepes

Líder social

47 años

2

“Después de ser víctima de violación y desplazamiento, después de que me sacaran de Puerto Salgar y me botaran a nuevos territorios en los que me robaron y me engañaron, cogí impulso para trabajar por otras personas y evitar que sufrieran lo que yo sufrí. Ahora cumplo un servicio social que es muy gratificante. Son pocos los recursos y muchos los obstáculos para lograr cambios. Uno se vuelve abogado y hasta psicólogo.

Uno de mis propósitos principales es que otras mujeres aprendan, porque si uno conoce la ley la puede hacer respetar. El conocimiento es poder. Por ejemplo, antes nosotras quedábamos embarazadas porque no sabíamos qué era la planificación, ahora se embarazan por tontas. Mi otro objetivo es impulsarlas a que hablen y a que perdonen para que puedan sanar y descansar, para que no vivan con odio, para que hagan el duelo, lloren, griten y pataleen y luego salgan fortalecidas. De lo contrario a uno lo carcome la amargura y la rabia. Yo hoy soy fuerte por todo lo que he tenido que vivir. Como dicen por ahí: ‘El mico aprende a punta de garrote’. Pero en todo ese proceso me he dado cuenta que detrás de una mujer que parece frágil siempre hay una fuerte.

Este año espero registrar mi Fundación de víctimas y vulneradas (Funvivul) para poder seguir ayudando a mujeres que a veces no tienen para el bus o para el almuerzo. Existe la ley de la compensación y lo que yo doy lo recibo con creces”.

 

Yeimi Viviana Calderón

Contadora pública

31 años

1

"Llegue a Ibagué porque la guerrilla nos desplazó. Mis papás eran comerciantes de Rovira, Tolima. Ellos tenían que pagar vacunas y un día no hubo para pagar, entonces nos tocó irnos. Soy víctima de abuso sexual. Me violaron en una vereda cerca de Rovira, hacfe 15 años. Íbamos para unas fiestas del pueblo y en el camino nos asaltó la guerrilla.

Yo estuve callada por mucho tiempo, porque estaba muerta en vida. Porque más que un dolor es una culpa. Uno de mujer siente culpa y vergüenza. Uno siente miedo al rechazo. En el momento en que me di cuenta de que no era la única y de que con mi testimonio podía hacer que más mujeres superaran el trauma, mi vida cambió. Seguí ese camino en compañía de Jineth Bedoya.

Hace 15 años había decidido dejar eso en el pueblo y rehacer mi vida. Pero una violación no se deja atrás, es algo que penetra y que queda como un fantasma que no te abandona. Jineth y Yovanna Sáenz, no osbtante, me han ayudado a sanar. Ellas me motivaron a sacar a la luz lo que me pasó. 

Hace cuatro años me uní a la fundación y mis heridas empezaron a recuperarse. Mi motivación principal son mis tres hijos, pero lo más importante fue sacar ese dolor de adentro, porque eso envenena. Pero uno siempre va a querer justicia, por eso no hay que rendirse".

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