“Quiero hacer danza toda mi vida”, Ana Consuelo Gómez

Su obra maestra, Carmina Burbana se presenta en el Teatro Colón, el próximo 28 de octubre.

Por Diana Cifuentes

25 de octubre de 2017

“Quiero hacer danza toda mi vida”, Ana Consuelo Gómez
“Quiero hacer danza toda mi vida”, Ana Consuelo Gómez

La danza, efímera belleza, la memoria caprichosa, defectuosa, misteriosa… ¿Quién diría hoy que no la amé? Bailaron las ninfas y los faunos en los antiguos vasos, dejando una sonrisa velada, vaga… en ojos rasgados y orientales, inclinados amorosamente sobre el velo de la ninfa.

 

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Tomado del libro de poesía, “Dolor Oscuro y Profundo”, por Ana Consuelo Gómez, ganadora del premio Danza Ciudad.

 

Ana Consuelo Gómez, directora de la Academia de Ballet Anna Pavlova, tiene dos razones para celebrar sus más de cinco décadas de danza. Por un lado, es la ganadora del Premio Danza Ciudad de Idartes que hace homenaje a aquellos que han dedicado toda su vida a la danza, y, por otro, el estreno de su obra maestra, Carmina Burbana en el Teatro Colón, el próximo 28 de octubre.

 

La primera dama de la danza, maestra, bailarina, escritora, poeta, lleva más de cinco décadas exaltando el ballet clásico en el país, a través de su Academia Anna Pavlova, y de su grupo de Danza Experimental, hoy celebra su premio Danza Ciudad, otorgado por el Instituto Distrital de las Artes, IDARTES. Pero el reconocimiento no es solo para la reina de la danza colombiana que, según sus propias palabras, lo recibe en honor a su equipo de trabajo, a quienes reconoce y agradece por la entrega y la disciplina.

 

El mismo trabajo arduo en equipo ha estado presente en obras como El Retrato de Dorian Grey, Cabaret, París, Amor y Muerte en Berlín, montajes espectaculares en lo que Ana Consuelo ha brillado de la mano, tal como espera hacerlo con su obra maestra Carmina Burana, de la mano de Jaime Díaz en la asistencia coreográfica y de un grupo de bailarines y artistas profesionales que prometen dejar con la boca abierta a la capital el próximo 28 de octubre.   

 

Ana Consuelo reconoce que el proceso para la construcción de un espectáculo de la calidad de Carmina Burbana no es tarea fácil, en especial cuando el interés prestado por parte del Estado y de la empresa privada sigue brillando por su ausencia. La inversión en vestuario, en talento y, por supuesto, en la importante divulgación, resulta ser un desafío que ignoran quienes disfrutan del resultado final. El éxito de la danza y del arte en general en el país requiere de entrega, sacrificio y dedicación por parte de los artistas, pero también de una nación que crea, proteja e invierta en su arte, en su talento. 

 


Cuando se ama el arte no se puede vivir de otra manera

 

El sueño de ésta leyenda viviente de la danza colombiana, es elevar el nivel del bailarín colombiano en todo sentido, que alcance un reconocimiento que no sea exclusivamente artístico, sino que también incluya respeto, apoyo, que despierte admiración entre un público que tienda a crecer cada vez más, es decir, cambiar mentalidades. 

 

De igual manera, otro de los grandes desafíos que ha enfrentado Ana Consuelo, es aterrizar las obras más clásicas a la modernidad, valerse del lenguaje tradicional de la danza, y, a su vez, utilizar las últimas innovaciones para presentar obras de arte atractivas en el país. Es exactamente lo que ocurre con Carmina Burbana, que significa Cantos de una Abadía Benedictina.

 

Los cantos que hacen parte de la obra cuentan con cultos y simbolismos que evocan la sensualidad y la esencia incierta de la naturaleza humana, cambiante e inesperada. Aunque se basa en textos clásicos, la temática que incluye: el dolor, lo desgarrador de la existencia, de la injusticia de la desigualdad, así como, el poder religioso sobre la voluntad individual, la culpa, el poder y la riqueza, es un conjunto de elementos que siempre estarán vigentes y despertarán identificación en cualquier tipo de público. 

 

El secreto del éxito para Ana Consuelo ha sido amar lo que hace, confiar en que, a pesar de las dificultades, de las barreras culturales que aún hacen que Colombia no exponga una cultura artística lo suficientemente amplia para que los artistas vivan tranquila y dignamente de lo que aman hacer. Ana Consuelo, su academia Anna Pavlova y su grupo de Danza Experimental han sido agentes de cambio, e, inevitablemente, han construido sociedad. 

 

¡Y que el talento artístico nacional nunca se rinda!

 

Foto: Cortesía.
 

Por Diana Cifuentes

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