¿'13 Reasons Why' debería cancelarse?

Las dos temporadas de la serie han dado de que hablar por sus escenas explícitas. Ante el anuncio de una tercera parte, nos preguntamos sobre la pertinencia de los dramas adolescentes que plantea y presentamos diferentes puntos de vista frente al tema.

Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

25 de junio de 2018

Cortesía Netflix

Cortesía Netflix

Desde su lanzamiento en marzo del año pasado, la historia de Hannah, una adolescente norteamericana que decide acabar con su vida después de dejar 13 casetes en los que explica las razones de su muerte, no solo se ha convertido en una de las series más vistas de Netflix, sino en una de las más polémicas, debido a la cruda manera en la que aborda realidades adolescentes, como el abuso sexual, el suicidio, las drogas, el matoneo y el porte de armas.

A finales del año pasado, un padre de Libermore, California, anunció que demandaría a la productora ejecutiva de la serie, la cantante Selena Gómez, con el argumento de que su hija de 15 años tomó la decisión de quitarse la vida tras ver el programa. "Selena Gómez y Netflix tienen que entender que no todo el mundo entiende bien la serie. Algunas personas que están luchando contra la depresión podrían dar con la serie en un mal momento y provocar su suicidio", señaló el hombre al medio estadounidense Radar online.

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Tras el estreno de la segunda temporada, que transcurre durante el juicio entre los padres de Hannah y la escuela de su hija (a la vez que profundiza en las consecuencias que este hecho dejó en cada uno de los personajes), el descontento de muchos ante la serie no cesa. El Consejo de Televisión de Padres de Estados Unidos pidió a Netflix retirarla de la plataforma, esta vez por una escena explícita y violenta en la que un joven es abusado sexualmente. "Es una bomba de tiempo para adolescentes y niños", señaló el comunicado que emitió la Asociación.

Netflix no la ha retirado y acaba de anunciar una tercera temporada. Aunque la serie tiene detractores que alegan que incita a los jóvenes a comportamientos peligrosos, hay quienes la ven como una herramienta que posibilita hablar con ellos de manera directa sobre estos temas. Una madre, una rectora, una periodista y una coach de padres nos cuentan su postura frente al programa.

 

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Matilde Londoño
Periodista y feminista 

La forma en que los productores y guionistas escribieron esta serie es irresponsable, insensible y sensacionalista. El tratamiento narrativo que dan a temas como el suicidio, la cultura de la violación y los tiroteos masivos se parece más a una apología revictimizante que a un intento por promover el sentido crítico de la audiencia. Solamente recomendaría esta serie para ámbitos académicos universitarios. Que la cultura tenga el poder de generar reflexiones capaces de prevenir la violencia no garantiza que todas las iniciativas concebidas con ese propósito suelan cumplirlo. Y en ese sentido me parece que el programa es un ejemplo de fracaso que nos puede ser útil a la hora de aprender a usar la literatura, la televisión y el cine para hacer la diferencia. Sin embargo, creo que retirar la serie no es la estrategia más eficiente para mitigar el daño. En vez de esconderla, debemos criticarla, estudiarla y discutirla. 

 

 

Pamela Moreno
Coach de padres

Esta serie para mi debe ser vista solo por adultos, si bien su clasificación dice mayores de 16, recomiendo que no la vean sin guía y que se creen discusiones sobre el tema. Así como cuidamos los que entra a nuestro cuerpo hay que cuidar lo que entra a nuestra mente y ser testigo de una violación así sea en TV no ayuda a nada, ser testigo de las injusticias del sistema legal solo les da desesperanza, ser testigo del triunfo social de un criminal, aterra; especialmente en jóvenes vulnerables. No creo que la serie sea aleccionadora, es cruda y por lo tanto despierta hablar del tema, busca ser comercial y tener buen rating. Podemos decir que lo positivo de la misma es que evidencia las fallas de comunicación entre adolescentes y adultos y las fallas legales del sistema machista y elitista. El rol de los adultos es clave en la prevención y acompañamiento, por eso debemos prepararnos para ser efectivos, estar abiertos a buscar ayuda afuera si no sabemos manejar algo, sin culpa y sin vergüenza.

 

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María Camila Benítez
Madre 

El suicidio y el abuso son dos experiencias que humanamente alejamos del panorama desde el momento mismo en el que nos convertimos en padres y nos hacemos responsables de una vida. El simple hecho de pensar que podrían golpear a nuestra puerta en cualquier momento y que no existe un salvoconducto que nos libre de la situación, nos hace vulnerables. Como padres podemos permitirnos ver la realidad o sumergirnos en el miedo y negarnos a reconocerla; podemos ser entrenadores de nuestros hijos, sembrarles autoconfianza para superar dificultades o dejar un mensaje de incapacidad y fragilidad al decidir luchar las batallas por ellos; podemos permitirles cometer y reconocer errores o subirlos a un pedestal en el que los desaciertos no serán parte de su vida. Para mí la serie fue pensada con la intención de impactar positivamente en una sociedad ávida de conciencia y realismo. Siguiendo la recomendación de sus creadores, podemos orientar eficazmente como padres y educadores a los jóvenes para conseguir una reflexión adecuada, evitando así que saquen conclusiones producto de la emoción del momento. Aplaudo la valentía de romper paradigmas y para mí es claro que la intención es alertar para prevenir, no generar miedo sembrando terrorismo. 

No se debe retirar, por el contrario, debería ser la invitación a generar más contenido con fines educativos a partir de la realidad del mundo en el que la doble moral cada día juega un papel más importante.

 

Carolina Olarte
Rectora  

La realidad es que ningún establecimiento educativo está exento de las problemáticas que muestra la serie. Como directora general de un colegio de un poco más de 500 estudiantes, puedo asegurar que, a raíz de todas estas situaciones, nos encargamos de comunicar a las familias todo lo concerniente a sus hijos, hasta lo más mínimo. Debemos pecar por exceso. El colegio, evidentemente, no es una cápsula de cristal, pero es nuestro deber actuar de manera rápida. También creo que la problemática no está en que la serie esté al aire o no. Sino en que está directamente relacionada con la manera como estamos criando y formando a nuestros hijos y estudiantes. Además de educadora soy mamá de una adolescente y, aunque no es una joven rebelde, debo aprender a tener un diálogo con ella, a sacarle información en el buen sentido de la palabra, a interpretar sus silencios. Pero no muchos padres lo hacen, hay niños y niñas que llegan del colegio y no ven a sus padres hasta el otro día.

 

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Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

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