¿Cuál es su lado Mr. Hyde? y otras respuestas del escritor Mario Mendoza

El narrador bogotano vuelve a saciar la sed de sus lectores con 'Akelarre', una novela policial en la que el detective Frank Molina debe resolver una serie de feminicidios. Aprovechamos su lanzamiento para hablar de libros, recuerdos y algunos secretos del oficio de escribir.

Por Carlos Torres Tangarife

28 de mayo de 2019

Mario Mendoza también escribió los libros de relatos 'La travesía del vidente' y 'Una escalera al cielo'. / Daniel Álvarez

Mario Mendoza también escribió los libros de relatos 'La travesía del vidente' y 'Una escalera al cielo'. / Daniel Álvarez

Una sensación al terminar de escribir Akelarre.
Inmensa fatiga, agotamiento extremo.

¿Qué estaba haciendo el detective Frank Molina el día que ganó el ‘No’ en el plebiscito?

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Ese mismo día fue internado por depresión en una clínica psiquiátrica.

Una novela de otro autor que le hubiera gustado escribir.

El defensor tiene la palabra, de Petre Bellú.

¿Para qué leer?

Para salir de mí y ser muchos.

¿Cuándo le llegó un libro que le cambió la vida?

Me llegó en una clínica, con una peritonitis. Se llamaba Cuentos de hadas franceses. Fue el regalo de una tía.

¿A qué es adicto?
A los chocolates.

¿A quién reviviría?
A mi viejo.

 

 ¿Y el Mr. Hyde?

 El que suele ver combates de artes marciales mixtas.

¿De dónde le hubiera gustado ser?

De las Islas de los Mares del Sur.
 

Describa una imagen de su niñez, que cada tanto venga a su memoria.

Los campos de agricultura del Colegio Refous.

Un ídolo de juventud, a quien le pediría un autógrafo.

Mohamed Ali.

 ¿Cuándo fue la última vez que lloró?

En enero y febrero, por  cálculos en el riñón izquierdo.

Una recomendación para un artista.

Que salga de su clase social, que se desclase, porque la estratificación te enseña una cosa terrible: te hace creer que vivir bien es igual a escalar.

Una pregunta que se formule una y otra vez.

¿Por qué no hay librerías en el sur de Bogotá? No hay en Kennedy, no hay en Ciudad Bolívar, no hay en Bosa. ¿Qué pasa?

Un viaje pendiente.

Turquía.

Un regalo que le haya dado el oficio de escritor.

El afecto de los lectores.

¿Cuál es el mayor elogio?

“Me hice lector(a) gracias a ti”.

 ¿Para qué tiene la sangre fría?
Se me hiela cuando veo o escucho a tanta gente odiando a otra.

¿Colombia tiene antídoto?
Sí: educación y cultura.

¿De quién sería amigo: de Batman o del Guasón?
De Batman, hasta ahora. No sé después de ver al Guasón interpretado por Joaquin Phoenix.

¿García Márquez o Fernando Vallejo?
Ambos son imprescindibles.

Denos un abrebocas de lo que vendrá en el 2020.

Una novela gráfica llamada El Mesías. En medio de una Bogotá distópica y apocalíptica, de repente, en un barrio miserable, un hombre empieza a predicar un mensaje inquietante: todos somos iguales.

¿A quién le debe un abrazo?
A mi anterior editor: Marcel Ventura.

Una escritora que todos deberíamos leer.
A la argentina Alejandra Pizarnik.

¿Qué le recomendó el médico?
Cuidar la postura al escribir. Tengo una escoliosis que ya es grave.

Un trago que lo acompañe al momento de escribir.

Una cerveza bien fría.

 ¿Qué cambiaría de usted?
 Me he vuelto un tipo demasiado disciplinado y riguroso. Confieso que debo aprender a relajarme.

 ¿En dónde encuentra paz?
En mi casa, sin teléfonos ni Internet, lloviendo, viendo una buena película o una buena serie.

Por Carlos Torres Tangarife

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