Aunque es importante moderar su consumo, hay ácidos grasos necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Entre ellos están las grasas monoinsaturadas, presentes en el aguacate, el aceite de oliva y algunas semillas y frutos secos. Estos contribuyen a elevar los niveles de colesterol bueno o protector (HDL).
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Las grasas polinsaturadas contribuyen a mejorar las defensas y a prevenir ciertos tipos de cáncer. Además son una gran fuente de energía. Éstas están presentes en el aceite de girasol, maíz, canola y soya, que ayudan a reducir los niveles de colesterol malo (LDL).
Aceite de oliva:
Proviene de la aceituna y el más recomendable es el extra virgen porque tiene mayor nivel de pureza. Se caracteriza por su profundo color verdoso. Tiene poderes antioxidantes y previene de afecciones cardiovasculares. Ayuda a disminuir los niveles de glicemia.
Aceite de ajonjolí:
Es extraído de las semillas de ajonjolí. Aporta minerales, vitamina E y Zinc. Contiene antioxidantes y fibra ejerciendo un ligero poder laxante. Se caracteriza por un color ámbar y un intenso sabor.
Ácidos grasos Omega 3:
Estas grasas se encuentran en los pescados de mar y contribuyen a aumentar los niveles de HDL o colesterol bueno y disminuyen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Son beneficiosos para el buen funcionamiento cerebral.
Foto: iStock.