Hablemos del deseo sexual cuando afrontamos el cáncer

Deseo y cáncer son dos palabras que chocan cuando están juntas. La primera se asocia al placer, al bienestar, mientras que la segunda, inevitablemente, mezcla sensación de miedo y desasosiego.

Por Columnista invitada

22 de octubre de 2022

Pues estas dos palabras son parte de un camino, duro y real, que nos toca a todas las mujeres cuando somos diagnosticadas con cáncer de mama. Las campañas del Octubre Rosado, las palabras de aliento y de fuerza están ahí presentes, pero la realidad es que difícilmente se habla de cómo nos afecta anímicamente durante y después del tratamiento.

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Flavia Dos Santos

Flavia Dos Santos

Fotografía por: Flavia Dos Santos

La enfermedad impacta por igual la parte física, la autoestima y, por supuesto, el deseo. Es una etapa en la que pasamos por miedos, dolores, cansancio, inseguridades. Por eso el placer, la sexualidad, y el deseo se tornan tan necesarios, pues pueden hacer la diferencia en la forma que vivimos el proceso. Una mujer que se sienta gratificada y deseada sexualmente estimula su optimismo, aumenta su fuerza para luchar y tiene mucha más calidad de vida.

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Somos seres deseantes, eso nos caracteriza, y también nos diferencia de los animales. Activamos nuestra memoria erótica, acordándonos del sabor placentero de un buen encuentro sexual o de un buen beso… cuando lo hacemos, inmediatamente nuestro cuerpo responde. Todo lo que la mente piensa, el cuerpo lo siente. Dejar fluir esos recuerdos, esas imágenes, esos aromas, esos sabores, lleva a una apertura para que el deseo se despierte.

De este modo se activan las buenas sensaciones. Erotizar, que es un patrimonio exclusivo de la especie humana, es permitirse sincronizar la mente con el cuerpo, es dejarse invadir del sentir. En resumen, es disfrutar y vivir.

Romper el miedo, discutir los cambios corporales y las posibles ayudas terapéuticas con la pareja es parte del autocuidado, del amor propio. Hablar de sexualidad en el Octubre Rosado, más que una necesidad, es entender que el placer sexual es un derecho y un alivio, ya que después de tantas renuncias y tantos ajustes en la vida, en ese momento nos sentimos completas y nos conectamos con nosotras mismas. Por medio del placer nos sentimos cada vez más radiantes y con más ganas de vivir.

Autora de la columna: Flavia Dos Santos.

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