Día de la Tierra: 5 hábitos que ayudan a frenar el cambio climático

Día de la Tierra: 5 hábitos que ayudan a frenar el cambio climático

Fotografía por: Pixabay

En ese sentido, se busca concientizar sobre darle una mirada a la agricultura cada vez más productiva y sustentable. El Día de la Tierra 2022 fue nombrado así por la ONU y celebrado por primera vez el 22 de abril de 1970, y fue el primer hito medioambientalista en el planeta. Casi 20 millones de persona se tomaron las calles para concienciar sobre el impacto de la actividad humana en el medio ambiente.

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Esta presión social da sus resultados y el gobierno de los Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambiental y una serie de leyes destinadas a la protección del medio ambiente.

En 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente. La Cumbre de la Tierra de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales de ese momento.

La pandemia de coronavirus ha demostrado sin lugar a duda que la salud de la especie humana está alineada con la salud del planeta. Algunas negativas que ha producido este tiempo el mal manejo de nuestros recursos son:

1. El maltrato de los humanos a la Tierra
2. La pérdida de biodiversidad
3. La deforestación
4. La producción agrícola y ganadera intensiva

Carlos Torrente es ecólogo, máster en medio Ambiente y Recursos Hídricos, MSc en Recursos Naturales y Desarrollo Rural, en entrevista con la Revista Cromos nos cuenta 5 hábitos que debemos tener en cuenta a la hora de proteger y cuidar la Tierra.

En esta ocasión, el doodle de Google pone el foco en los daños propiciados por el descuido que hemos tenido con la Tierra  en los últimos años- El buscador utiliza imágenes de lapso de tiempo real de Google Earth Timelapse y otras fuentes, el cual muestra el impacto del cambio climático que estamos atravesando.

5 hábitos para cuidar la Tierra

1. Reducir el consumo de plásticos: al ser conscientes del impacto colectivo que tiene la basura sobre la tierra, es conveniente que nuestra sociedad trascienda ágilmente hacia el uso de otros materiales menos dañinos. Ya se observan algunas iniciativas por ejemplo de prohibir la distribución de plásticos de un solo uso en los comercios.

Ese tipo de productos desechables que tardan muy poco tiempo en convertirse en basura pero toman una eternidad o nunca se degradan deben ser eliminados rápidamente de la economía global.

2. Promover la producción local de alimentos: es común observar una lata de agua de coco en un supermercado nacional, y que esta lata venga de un país asiático muy lejano. Así ocurre con muchos productos, incluso hasta el agua a veces la compramos francesa.

No está mal que los países intercambien de lo mejor que tienen para mover la economía, pero en productos como el coco, Colombia no tiene nada que envidiar a otros países, pues aquí se produce coco en gran cantidad, de distintas variedades y de muy buena calidad.

El gasto energético y la contaminación que genera este transporte es muy alto y además traerlo de tan lejos implica un alto procesamiento y adición de conservantes, lo cuál lo pone en desventaja frente a un agua de coco sin procesamiento, de un coco fresco que lleva poco tiempo de cosechado y mantiene todas sus buenas cualidades para la salud.

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3. Avanzar hacia un ordenamiento territorial más eficiente: muchos de los problemas ambientales que tiene la tierra hoy en día se deben a que las actividades se ubican en el lugar incorrecto. Como un ejemplo, tenemos muchas tierras ganaderas y monocultivos establecidos en las partes altas de las montañas.

En las partes altas de las montañas se captura el agua, se almacena y se regula su flujo. De ahí que se presenten tantas inundaciones y avenidas torrenciales que causan desastres.

Por eso no es lógico que por ejemplo se instalen cultivos de papa o ganadería en un páramo o alta montaña y por eso es necesario que todas las actividades o tipos de uso del suelo tengan coherencia con la dinámica ecológica del territorio.

4. Cambiar creencias: algo que ha ido cambiando, pero se necesita que ocurra con más fuerza, es el sistema de creencias de nuestra sociedad. Existen algunas creencias que han afectado terriblemente a la tierra a lo largo de la historia.

Por ejemplo, muchas personas cuando tienen un terreno cerca de un río piensan que es mejor despejar toda la vegetación en el borde del río, para poder verlo y evitar que haya animales peligrosos allí.

Algunos incluso ven este acto como una muestra de diligencia y laboriosidad. Lo cierto es que la eliminación de las zonas ribereñas causa deterioro del sistema del río y promueve la erosión de los bordes.

Esto es sólo en el nivel de lo que hacemos con la tierra, pero se podría profundizar mucho más sobre la creencia que tenemos de nosotros mismos como seres humanos. No somos una plaga, como muchos lo afirman.

5. Cambio de actitud: nuestra actitud colectiva frente a la tierra ha tenido muchos cambios a través de la historia. En un principio éramos grupos de sorprendidos sobrevivientes, pero con el tiempo, a pesar de que todavía no hemos aprendido a habitar la tierra correctamente, hemos perdido el respeto por ella y tenemos ínfulas de supremacía que nos llevan a pensar que todo depende de nosotros y podemos resolverlo todo.

Es necesario que volvamos a la actitud humilde en la que reconocemos que aunque tenemos mucho poder transformador sobre la tierra, no lo sabemos todo. Nuestros cálculos y proyecciones científicas han fallado y, aunque pretendemos controlar todo, no tenemos la última palabra sobre lo que ocurre en la tierra.

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