Es hora de hablar, sin mordernos la lengua, de las enfermedades mentales. En cualquier momento pueden tocar nuestra puerta, por eso es importante saber de qué se tratan y prepararnos para afrontarlas.
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Ansiedad no es lo mismo que angustia. Angustia es la palabra que mejor describe esa sensación rarísima de algo que uno no sabe qué es, pero que lo mortifica incansablemente.
La ansiedad se parece, pero tiene unos elementos emocionales específicos y es, tengo la sensación, el mal de nuestros días. Basta intimar un poco más de lo usual con los amigos de siempre para confirmar que hay una crisis emocional generalizada parada en la puerta de nuestras casas.
No importa si eres joven, niño, adulto, la condición socioeconómica, el trabajo o la familia. Absolutamente nada excluye las posibilidades de que una persona sufra una crisis emocional que llega para quedarse.
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La clave es detectarla a tiempo, seguir tratamientos serios y, si toca y solo si el especialista lo indica, la medicación. Pocas sensaciones tan incapacitantes como el miedo al miedo.
Rosa Montero acaba de publicar un libro fabuloso: El riesgo de estar cuerda. La española hace una revisión histórica de los casos de personas muy reconocidas y geniales con crisis de salud mental.
Ella lo llama “cableado”. El cerebro está lleno de conexiones que a veces fallan y, dice la escritora, esas fallas les ocurren especialmente a los seres muy creativos. Lo cierto es que la nuestra es la era de la pandemia y la de la salud mental.
Comencemos por hablar de ello y desmitificar una condición que es esperable que nos toque. Mi invitación es a quitarle el tabú para poderla comprender.
Autora del texto: Vanessa de la Torre.
