Irma Martínez, nuestra jueza de la moda

Directa y con mucho estilo, así es esta cartagenera que asesora a las celebridades hispanoamericanas.

Por Redacción Cromos

15 de abril de 2016

Irma Martínez, nuestra jueza de la moda
Irma Martínez, nuestra jueza de la moda

Irma Martínez, nuestra jueza de la moda

Tiene un inconfundible acento cartagenero. Es claro que 30 años de vida en Estados Unidos no le han enredado la lengua ni le han hecho perder esa sabrosura al hablar. Tampoco le han hecho perder ese toque caribe que la hace, hoy por hoy, una de las estilistas favoritas de las celebridades latinas en ese país.

Estilista es la palabra que describe su profesión en Estados Unidos, entendida como la labor de asesorar a sus clientes en la manera de vestirse para ocasiones especiales (léase alfombras rojas o eventos públicos), para producciones de televisión, sesiones fotográficas o para la vida cotidiana.

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Hecha la claridad, Irma Martínez, cartagenera, madre de dos hijos y hermana de Jairo, el mánager de artistas que se dio a conocer en Colombia como jurado de Yo me llamo, habla con pasión de su trabajo: “Tengo la suerte de poner a la gente linda. Tengo buen ojo, como cualquier artista. Para mí es fácil mirar y decir qué le queda bien a cada persona”.

 

Irma & OlgaTannon

 

 

Ese buen ojo del que habla está basado en que ella primero investiga a su cliente, averigua qué hace, cuál es su estilo de vida, con qué se identifica. Si es un artista nuevo o no muy conocido, analiza su producción; si es un artista ya consolidado, le pregunta sin titubeos qué espera de ella. “Esa es la clave para que yo pueda trabajar con artistas de un mismo género y que todos se vean diferentes”.

Siempre se ha dejado llevar por su intuición. Desde que llegó a Estados Unidos con la firme intención de estudiar moda, empezó a buscar su espacio. Trabajaba y estudiaba, no tenía más opción. Pero un día el trabajo le empezó a robar el tiempo de estudio y renunció a la posibilidad de tener un título universitario. No lo necesitaba. La vida le estaba ofreciendo otras opciones.

En uno de sus primeros trabajos, arreglando las vitrinas de un almacén, descubrió que le gustaba y tenía facilidad para combinar las prendas y accesorios que se exhibían. Y se dio cuenta de que los clientes compraban el look tal cual ella lo había creado para la vitrina. La palabra estilismo no existía en ese momento.

 

Irma & Eva Longoria_HOT_4191

“Por medio de mi hermano Jairo Martínez, conocí Ángela Carrasco, ella vio mi trabajo y me pidió que le ayudara a vestirse; sin pensarlo me fui de tour con ella durante 10 meses. Fue un trabajo agotador, porque no tienes vida”, recuerda. Decidida a mantener la relación con su novio y con la idea de consolidar una familia, buscó otro trabajo. Conoció a un productor que la llevó a Telemundo.

Por aquella época la cadena no tenía departamento de vestuario, pero Irma, muy insistente, pidió trabajar en el vestuario de las estrellas. Al final, resignada, aceptó un puesto como asistente de la jefa de relaciones públicas. Pronto encontró la manera de llegarles a los artistas y a los productores con la idea de que necesitaban tener pautas para la ropa de las presentadoras.

“Al principio no me creyeron, pero terminé montando el departamento de vestuario de la cadena. Estuve cuatro años allí, hasta que me sacaron en medio de un recorte en el que echaron 80 personas en un solo día”, cuenta. En ese momento Irma se dio cuenta de que no necesitaba ser empleada, que no debía hacer esfuerzos para convencer a un jefe. Montó su propia compañía.

Veinte años después Trendy Inc, empresa creada con su esposo, presta asesoría de vestuario a celebridades latinas. “Sin darme cuenta me llegaba trabajo, me mantenía tan ocupada que no tuve necesidad de irme a Hollywood a buscar clientes. Todos llegaban por recomendación”. Así tuvo en su portafolio a Shakira (para el disco Dónde están los ladrones), Paulina Rubio, Thalia, Gloria Estefan.

Irma repite orgullosa que cuando era niña cosía con los retazos que le sobraban a su mamá, quien también les cosía prendas a sus hijas. Recuerda que siempre quiso estudiar moda y que ella misma se hacía los vestidos para ir a los 15 años de sus amigas. Se ríe. En ese momento no pensó que esa sería su carrera, en Colombia no tenía opciones de hacerlo.

Y vuelve a reír, con su risa muy cartagenera, cuando cuenta que en sus inicios la gente le preguntaba ‘¿por qué tengo que pagarte para me ayudes a vestirme?’. Con el tiempo les hizo entender que necesitaban alguien que les ayudara a verse bien.

“Todos tenemos cosas que nos favorecen y otras que no. Yo digo, si tienes piernas lindas por qué no las luces; si tienes busto grande, busca una camisa que te convenga”, explica. Sus consejos se basan no solo en la contextura física de la persona, sino en que cada quien se sienta cómodo con lo que lleva puesto. Ella hace que el cliente se apropie de los consejos que da. “Yo no impongo nada”, remata.

Le encanta meterse en el clóset de las personas, mira lo que tienen, lo que usan y lo que no usan. Las analiza y les dice cuáles son sus errores y sus puntos fuertes. Les indica las tallas correctas a usar, los colores y los cortes que les favorecen y los que no.

 

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Le gusta enseñar, que sus clientes no sientan que los vistió para un día, sino que cada tip se convierta en un aprendizaje para consolidar un estilo propio. Por eso ya tiene listo un libro que ella quiere llamar El manual del estilista. Quiere que se convierta en un texto de referencia para futuros estilistas. No es el relato de su vida ni sus anécdotas. “Es un libro de enseñanza, les digo cómo comenzar en esta carrera”.

Asegura que durante sus 20 años de carrera ha entrenado a muchas chicas que han creado sus propias empresas. Su compañía ha sido una escuela y quiere que su libro sea una guía para aquellos que desean aprender de moda. Pero también quiere poner en papel todos los tips que comparte en sus redes sociales y en un blog en el que escribe poco, por falta de tiempo.

Sus clientes la ponen a viajar entre Nueva York, México, Los Ángeles, República Dominicana y también la han contratado como embajadora de marcas. “Yo crie mis hijos y llevo 27 años de matrimonio, tuve que rechazar trabajos que me alejaban de ellos”, relata.

Su conclusión es que la fama y el éxito se demoraron un poco en llegar a su vida, pero no se arrepiente, porque tiene una familia espectacular. Viaja con frecuencia a Colombia a visitar a sus seres queridos en Cartagena. Ya se ha dejado ver en algunas ferias de moda. Pero desea, ahora que sus hijos crecieron y tiene más tiempo, venir a trabajar a su tierra, lanzar su libro aquí, dictar conferencias y talleres.

Quiere dejar el mensaje de que cada persona sea ella misma, que encuentre un estilo propio. “Las tendencias van y vienen y no puedes ser víctima de la moda. Lo que debes hacer es aplicar una que otra tendencia a tu estilo propio, no tienes que cambiar todo el clóset”, sentencia.

Y da un consejo inicial: “párate frente al clóset y observa de todo lo que hay allí qué es lo que de verdad te identifica; lo que no te identifica sácalo de ahí, de tal manera que cualquier prenda que elijas te haga sentir bien, vas a estar bien vestida en cualquier momento. Eso facilita todas las mañanas de tu vida”.

Y uno adicional: “No hay que gastar tanto dinero para lucir bien. Lo bueno es que las tendencias las traen todas las marcas, las más finas y las más baratas, así que puedes tenerla de acuerdo a tu gusto y a tu bolsillo. Hay que saber comprar y ajustarlo a tu presupuesto”, sentencia.

 

Foto: Getty.

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