“Frasco de la calma”, la solución a las rabietas de los niños

Con un sencillo elemento, llamado el “frasco de la calma”, lograrás que tus hijos pequeños suspendan las rabietas y canalicen su frustración. Aunque está pensado en los más chicos, también puede resultar una herramienta útil para hijos adolescentes.

Por Redacción Cromos

09 de junio de 2020

Fotografía por: Pixabay

Las pataletas en los niños son comunes pero es importante ayudarles a canalizar el sentimiento de frustración

Fotografía por: Pixabay

El “frasco de la calma” es un elemento del método de enseñanza Montessori y ha demostrado su utilidad en los niños, cuando explotan en llanto o se enfadan en demasía. Es importante entender que este no debe utilizarse como un castigo, sino por el contrario es un instrumento de acompañamiento y confianza de los padres a sus hijos, que resultará muy beneficioso en momentos de tensión.

¿Cómo funciona?

Cuando el comportamiento de tu niño sea difícil de controlar, agitarás el “frasco de la calma” y se lo mostrarás con dos objetivos. De una parte, le explicarás que todos esos sentimientos que tiene en ese momento como rabia, ira, tristeza, dolor o miedo son como la escarcha que se agita en el interior, y que se mueve de manera incontrolada. De otra parte, que son emociones que todos tenemos derecho a sentir pero que también, como la escarcha que en el agua va recuperando la quietud, debe tranquilizarse y dominar sus emociones para finalmente expresarse de manera clara y serena.

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Por sencillo que parezca, este ejercicio tiene un efecto casi hipnótico ante los berrinches de los niños. El movimiento de la escarcha y la explicación que le des, es como una meditación: favorece su relajación, le ayudará a concentrarse y su respiración se irá haciendo más profunda.

Una vez tu hijo y tú hayan recuperado la calma, podrán retomar la conversación pendiente y buscar soluciones a la situación que se haya presentado y que derivó en la rabieta.

El frasco solo debe utilizarse tras una pataleta de tu hijo, no todo el tiempo ni para jugar

Fotografía por: Pixabay

Hazlo tú mismo

Solo tienes que echar mano de un frasco transparente con tapa, preferiblemente de plástico para evitar que se rompa si cae al suelo. En él depositarás agua hasta el borde y le agregarás escarcha de un solo color o de varios si así lo prefieres. Incluso puedes seleccionar el color de preferencia de tu hijo y listo. En unos minutos tendrás tu propio “frasco de la calma”.

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Por Redacción Cromos

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