¿Qué significado tiene el árbol de Navidad en tu vida?

El árbol tiene por lo general siete elementos y adornos principales, y cada uno de estos posee un poderoso simbolismo psicológico. ¡Descúbrelo!

Por vía EFE

12 de diciembre de 2019

Foto: iStock.

El típico árbol lleno de luces y colores que engalana  los hogares, comercios y calles durante estas fiestas, además de ser uno de los elementos decorativos más emblemáticos de la Navidad, también puede servirnos de inspiración para que nuestra vida vaya a mejor en el año que comienza.

La psicóloga Noemí Fernández, expone una serie de consejos prácticos y estrategias psicológicas para crecer y mejorar en cada una de las siguientes facetas de nuestra vida, representadas en el árbol navideño, ya sea natural o artificial:

 

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Simbolismo: nos representa a nosotros mismos, a nuestra parte interior y más esencial.

Recomendable: “Para crecer como personas y mejorar nuestro ‘yo interior’ deberíamos de hacer una revisión de quienes somos y evaluar si estamos contentos o no con la persona en la que nos hemos convertido”, sugiere Noemí Fernández.

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Esta experta nos aconseja valorar cada faceta de nuestra personalidad, la relación con los demás, el rendimiento y funcionamiento mental, en una escala de 0 a 10 en función del grado de satisfacción que tenemos con ella para, de este modo, poder comprobar en qué facetas estamos más insatisfechos y por lo tanto deberíamos de trabajar para mejorarlas.

A partir de dicha valoración podríamos sacar nuestros propósitos para el nuevo año.

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No aconsejable: se recomienda evitar el conformismo y el victimismo, ya que ambas cosas conducen a la pasividad y por tanto nos impiden mejorar.
 

​Las ramasSimbolismo: representan a nuestro grupo familiar más cercano, a nuestros lazos de sangre.

Recomendable: Fernández sugiere comprobar si estamos manteniendo unas relaciones de calidad, es decir, no solo “pasar el tiempo” con ellos, lo que supone unas “relaciones de cantidad”, sino aprovechar el tiempo y disfrutar a tope con la familia, aunque no pasemos todas las horas que nos gustaría con ella: “vale más un minuto de dedicación plena que dos horas de presencia física sin implicación”.

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No aconsejable: por el contrario, hay que evitar poner excusas que nos impidan pasar tiempo con la familia, ya que siempre se puede sacar un espacio de calidad para disfrutar con ella.

 

La estrellaSimbolismo: Representa nuestro objetivo principal o "norte" en nuestra existencia.

Recomendable: podemos hacer el ejercicio del “camino de la vida”, dibujando nuestro recorrido personal desde nuestro nacimiento hasta el momento presente y continuarlo fijando metas a conseguir desde hoy en adelante, de este modo revisamos un poco nuestro pasado y los objetivos conseguidos, dándonos una perspectiva más idónea para proponer nuevas metas.

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No aconsejable: fijarse metas imposibles de conseguir, ya que hay que ser realista con las posibilidades de cada uno y dividir las metas en pequeños objetivos que podamos ir alcanzando poco a poco y que nos pongan en disposición de conseguir la meta final.

 

Las lucesSimbolismo: Representan nuestras guías e inspiraciones espirituales o filosóficas.

Recomendable: Noemí Fernández aconseja revisar nuestros valores y ver si éstos aún nos son de aplicación a día de hoy:

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“Los valores que nos movieron de pequeños no tienen por qué ser los mismos que lo hagan de adultos o, a lo mejor, no de la misma forma. Habría que revisarlos, para ver si nos generan algún conflicto y, por tanto, tenemos que adoptar nuevos valores en reemplazo de los que ya no nos son de aplicación o reafirmarnos en los que ya teníamos, si consideramos que siguen siendo el motor de nuestra vida”.

No aconsejable: esta psicóloga señala que guiarnos por valores “introyectados”, es decir aceptados sin cuestionamiento, de nuestros padres, personas de referencia o autoridades es algo que deberíamos evitar.

 

Las bolasSimbolismo: Simbolizan nuestros "tesoros" o posesiones materiales y nuestra prosperidad económica.

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Recomendable: hay que trabajar por conseguir la estabilidad económica, pero que esto no se convierta en una obsesión, las cosas materiales son importantes, pero una vez cubiertas nuestras necesidades, no inciden directamente en nuestro bienestar emocional. Son las cosas espirituales las que lo hacen y son las que tenemos que cultivar con más ahínco.

No aconsejable: Noemí Fernández desaconseja obsesionarnos por conseguir cada vez más, dejando de lado otras cosas importantes que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, como las relaciones personales.

 

Las cintasSimbolismo: Representan los vínculos con nuestra pareja, amigos y seres queridos.

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Recomendable: Como seres sociales que somos, las relaciones personales son una auténtica necesidad y, por tanto, debemos de fomentarlas como una prioridad en nuestra vida. Hay que buscar huecos semanales para dedicar tiempo de calidad para relacionarnos afectivamente. Noemí Fernández nos propone una frase significativa o mensaje positivo para tenerla presente como recordatorio durante el 2015  y que nos ayude a mejorar nuestra relación con:

La pareja: “Refuerza a tu pareja siempre que puedas y no olvides que él/ella decide todos los días seguir teniéndote en su vida”.

Los amigos: “Cultiva su amistad con esfuerzo y de este modo durará para siempre. Un amigo lo es en todas las circunstancias: buenas y malas”.

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Los seres queridos: “Dedica diariamente un minuto de tu tiempo en pensar en ellos o mandarles un pequeño mensaje y, de esa manera, los llevarás siempre contigo aunque estén lejos”.

No aconsejable: por otra parte, esta experta recomienda evitarel aislamiento, ya que ciertos momentos de soledad son sanos, pero a veces se corre el riesgo de acostumbrarnos al aislamiento social y personal.

 

El soporte o pedestalSimbolismo: Representa nuestras creencias y las raíces o conexiones con el mundo exterior.

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Recomendable: para Fernández debe de existir una conexión entre lo que creemos y lo que hacemos. De no ser así, nuestro soporte se tambalea. Es recomendable revisar de qué modo podríamos transformar nuestras creencias en formas de conducta afines y abandonar aquellas otras que nos hacen sentir impostores porque no creemos en ellas. Hay que seguir el lema de ¡Haz lo que creas y no lo que debas!

Aunque nos podamos equivocar, aprenderemos porque nos sentiremos responsables de nuestros actos y podremos mejorar. De lo contrario, nos refugiaríamos en la culpabilidad y no habría posibilidad de crecimiento”.

No aconsejable: conviene evitar comportarnos cómo los demás esperan que lo hagamos, porque si lo que los demás esperan justo lo que nosotros queremos, ¡estupendo!, pero en caso contrario seguramente será un desacierto del cual nos arrepentiremos.

Por vía EFE

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