En la serie ‘Broad City’ hay un episodio en el que Abbi finalmente tiene la oportunidad de salir con su crush/vecino y en medio del cortejo se da cuenta que a él le gusta practicar el pegging, es decir, cuando un hombre heterosexual se deja penetrar por una mujer, de hecho, tiene su marca favorita de juguetes. Ella valora esta situación y lo ve como una oportunidad de oro en su vida, pero ¿qué tan posible es este escenario?
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El juego de roles pareciera ser algo cada vez más usual entre parejas heterosexuales, sin embargo, al recordar las rígidas estructuras sociales, con las que se espera ciertos comportamientos y actitudes por parte de él, no suena tan posible que ella pruebe lo que es tener el control, al menos de este estilo penetrativo.
El pegging, que es cuando usualmente una mujer utiliza un arnés con un dildo para penetrar a su pareja masculina, está rodeado de mitos, al respecto, el sexólogo y autor, Ezequiel López, opina: “A veces la mujer quiere hacerlo, pero no quiere ver al hombre en ese rol, siente que se desvirtúa la parte de lo masculino, tal como lo tiene conceptualizado; y otras tienen claramente la fantasía, y en ese sentido hay todavía una dicotomía”.
Con dicotomía el experto argentino se refiere a que se tiene la idea falsa de que todos los hombres deben mantener un rol activo y la mujer el pasivo en las relaciones sexuales, ya sea en la actitud o a nivel penetrativo.
Pero además de eso, muchos seguramente piensan que el que un hombre esté dispuesto a ser penetrado analmente está exclusivamente direccionado a la homosexualidad, pero “sabemos que la homosexualidad tiene que ver con el placer o atracción hacia el mismo sexo, pero este tipo de fantasías no tienen que ver con la homosexualidad, tiene que ver con el placer ante un determinado tipo de fantasía que se cumple, en este caso, con una mujer y con la estimulación de la zona anal que no tiene ni género ni orientación sexual, es simplemente una zona erógena como cualquier otra”, agrega López.
Para ahondar en esta idea, el sexólogo pone en ejemplo que incluso hay hombres homosexuales que no disfrutan de la estimulación anal y prefieren mantener un rol activo, entonces esto no quiere decir que el sujeto en cuestión deje de ser homosexual, aquí se está hablando meramente de preferencias sexuales.
¿Cómo practicar el pegging?
Como en cualquier práctica sexual, el consentimiento es imperativo, que las dos personas lo conversen y lleguen a acuerdos sobre cómo se cumplirá esta fantasía. A continuación, Ezequiel López comparte sus mejores tips.
“La recomendación es que vayan de manera gradual, que no sea algo de un encuentro, sino de varios encuentros en donde si él no ha tenido experiencia en relaciones anales receptivas empezar a jugar con los dedos, con dilatadores anales, los llamados plugs anales, siempre usar lubricante, preferiblemente de silicona, que además es compatible con el uso de juguetes, también hay unos dedales, que son unos preservativos para dedos para ese tipo de juegos, y una buena higiene”.
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El experto recomienda avanzar gradualmente, desde lo más pequeño como un dedo meñique, luego cambiar a dos dedos, luego se recurre a los plugs, y cuando él ya esté preparado, tanto a nivel psicológico como con su capacidad de dilatación, es que se llega al verdadero pegging.
“Puede ser con un dildo, con un vibrador en forma fálica o con la prótesis de arnés, que es como se suele hacer en realidad, que se la coloca la mujer. Llegado a ese punto, sí es muy importante que haya una dilatación previa y que en el momento el hombre esté muy excitado se inicie la penetración, mucho lubricante, tanto en el juguete como en la zona anal”, concluye López.
