Un deseo que tal vez siempre tenemos en cuanto al sexo es lo nuevo, queremos probar algo diferente, que sea excitante y placentero, especialmente cuando estamos en una relación estables y necesitamos encender de nuevo esa chispa de la pasión. Bueno, pues aquí te tenemos la propuesta perfecta, la posición sexual conocida como “la francesa”.
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Si estás encasillado en las posturas clásicas, como el misionero, o incluso el perrito, siempre se recomienda probar con otras tal vez menos convencionales o conocidas, de hecho, si ya tienes un recorrido por las diferentes propuestas, puede que esta te parezca diferente o especial.
¿Cómo se hace la francesa?
Para entrar en materia, empezando, el hombre debe sentarse sobre la cama, extendiendo sus piernas hacia adelante, con su mano derecha se debe apoyar, mientras que la mujer se debe poner de espaldas a él y en horcajadas, básicamente como si estuviera “en cuatro”, es decir, ella debe estar arrodillada, apoyándose en sus brazos y, además, lleva el ritmo de la penetración. Con su mano izquierda, el puede estimular sus senos, acariciar la espalda o agarrar sus nalgas.
Esta posición sexual es una alternativa perfecta para las mujeres, ya que pueden tener toda la situación bajo su propio control. Asimismo, es una buena opción si se desea practicar el sexo anal, sobre todo si él tiene el pene grande, pues ella puede manejar el ritmo y detenerse si se siente incómoda o lastimada.
No confundir con “el francés”
En el sexo hay muchos términos y puede que en algún momento hayas escuchado hablar del famoso “francés”, pero en realidad no tiene nada que ver con la postura sexual ya mencionada, ya que aquí no hay penetración y más bien se trata de un juego preliminar.
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En realidad, no tiene ningún misterio, pues el francés simplemente hace referencia al sexo oral común y corriente, tanto en hombres como en mujeres.
Pero ¿por qué se le dice así? El origen del término viene del siglo XIX, cuando los prostíbulos cogieron fuerza en Europa, tanto para ellos como para ellas. Este servicio era considerado como un lujo, entonces quisieron ponerle un nombre más sofisticado y así fue como el sexo oral agarró este término.
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