¿Por qué algunos fármacos para el cáncer y corazón causan patología vascular?

Hasta ahora, se pensaba que esta toxicidad era por la activación de genes que llevan a la aparición de neoplasmas o tumores. Te explicamos.

Por Redacción Cromos

06 de junio de 2023

Una investigación publicada en Nature Cardiovascular Research y realizada por un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha descubierto que el efecto molecular y celular de algunos medicamentos utilizados para modular la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis), en enfermedades cardiovasculares o en cáncer, no es la causa de la toxicidad y fisiopatología vascular que causan en algunos pacientes.

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Los resultados, señala Rui Benedito, director de la investigación, “no solo aumentan significativamente nuestra comprensión de la biología de los vasos sanguíneos, sino que ayudarán a la hora de seleccionar la forma más efectiva y segura de modular la angiogénesis en tejidos isquémicos o en el cáncer”.

¿Qué hace el sistema vascular?

Nuestro sistema vascular proporciona oxígeno y nutrientes a todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo. Sin embargo, no son meros conductos pasivos de flujo sanguíneo, sino que contribuyen a la fisiología y la homeostasis de todos los tejidos y órganos a lo largo de nuestra vida. La mayor parte de nuestros vasos sanguíneos están inactivos, pero expresan muchos genes para mantenerse en este estado, incluido genes de la vía genética mediada por los ligandos Delta y los receptores Notch.

En los últimos años se han desarrollado diferentes compuestos farmacológicos cuyo objetivo es bloquear o inducir la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) en enfermedades cardiovasculares o en cáncer.

Hasta ahora, se pensaba que esta toxicidad era por la activación de genes que llevan a la aparición de neoplasmas o tumores. Te explicamos.

Hasta ahora, se pensaba que esta toxicidad era por la activación de genes que llevan a la aparición de neoplasmas o tumores. Te explicamos.

Fotografía por: Pixabay

Un grupo de estos compuestos usados en clínica, son los que inhiben a diferentes componentes de la vía de señalización de Delta-Notch, una vía muy importante para la angiogénesis, pero también para mantener nuestros vasos sanguíneos en un estado inactivo.

Se ha demostrado que estos compuestos, al intervenir en el crecimiento de los vasos sanguíneos, bloquean de manera eficiente el crecimiento de un tumor. Además, se ha comprobado que son capaces de inducir la angiogénesis en tejidos isquémicos, y con ello, mejorar la regeneración y función del tejido.

Sin embargo, dichos compuestos farmacológicos también causan toxicidad vascular en otros órganos sin enfermedades previas, como el hígado o el corazón, razón por la cual, ha disminuido el interés clínico hacia ellos.

Hasta ahora, se pensaba que esta toxicidad era debida a la activación de la expresión de genes que promueven la angiogénesis y que llevan a la aparición de neoplasmas o tumores en los vasos sanguíneos.

“El estudio muestra por primera vez que la expresión de genes implicados en la angiogénesis y los neoplasmas detectados no es lo que causa los problemas vasculares y patologías que pueden surgir tras el tratamiento”, asegura Rui Benedito.

Redacción Cromos

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