Sigmund Freud creía que la bisexualidad era innata. Pero no era el único que lo pensaba. En 1896, el médico y psicólogo alemán Wilhelm Fliess elaboró una teoría que defiende la existencia de tendencias femeninas y masculinas en todos los individuos; en la primera mitad del siglo XX, el biólogo y sexólogo Alfred Kinsey concluyó, luego de estudiar a miles de hombres y mujeres, que la heterosexualidad pura es extremadamente rara o casi inexistente. Es decir, que lo “normal” no es precisamente ser heterosexual.
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Sigue a Cromos en WhatsAppTambién hay estudios que apoyan estas teorías. Uno realizado por investigadores de la Universidad de Cornell y la Universidad de Essex reunió a un grupo de voluntarios (hombres y mujeres) a los que examinó la dilatación de la pupila como indicador de excitación sexual, mientras veían pornografía.
En las conclusiones, se observó que las mujeres que se identificaban como heterosexuales experimentaron cierta excitación al ver escenas lésbicas y los hombres experimentaron mayor dilatación de la pupila cuando veían una imagen de masturbación, independientemente del sexo y de cómo se identificaron en términos de orientación sexual.
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Diana Carolina Lezcano Cárdenas, ginecóloga, sexóloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Antonio Nariño recuerda que, en el año 2000, Rosalind Minsky planteó que cada sexo reprime en diferentes grados lo que culturalmente se considera “inaceptable” de su identidad y esta depende de la dinámica familiar, el medio en el que se desenvuelve y la cultura.
“La atracción sexual se refiere a un patrón de excitación física e interés emocional, romántico y sexual. Esta se presenta independientemente de la identidad de género, y puede ser hacia cualquier persona, sea hombre o mujer”, afirma la experta, lo que explicaría que podamos sentirnos atraídos por alguien de nuestro mismo sexo.
Masculinidades tóxicas
Para el psicólogo y sexólogo Ignasi Puig Rodas, desde siempre han existido ideas tóxicas en nuestra sociedad en torno a lo que debe ser un hombre, al que además se le asocian una serie de cualidades determinadas. Entre ellas, la virilidad, por lo que será juzgado todo aquel que se salga de ese esquema.
“Es cierto que las mujeres del siglo XXI se caracterizan por tener una mentalidad más abierta relacionada con la sexualidad. Esto hace que muchas, sin considerarse bisexuales, no lo descarten. Incluso, que algunas mujeres heterosexuales busquen experiencias de pareja con otras mujeres. De la misma forma aceptan mejor el sentirse atraídas por otras mujeres, a diferencia de los hombres que simplemente no lo aceptan por la perspectiva de la ‘heteronormalidad’”, explica Diana Lezcano.
La sexóloga defiende la idea de que no hay una verdad absoluta en torno a la orientación sexual, sino más bien una escala de grises en la que todas las orientaciones son válidas y tienen los mismos derechos.
