Los vinos cuaresmales

Los pescados salados, como anchoas y sardinas frescas, son poco comunes en nuestro medio, dos buenos vinos acompañantes son Albariño y Godello.

Por Hugo Sabogal

06 de marzo de 2021

Fotografía por: Archivo Particular

Esta época se conoce con el nombre de Cuaresma, período durante el cual se rememora el ayuno de Moisés y Jesucristo cuando emprendieron el camino hacia el desierto, con la misión de purificarse física y espiritualmente.

Fotografía por: Archivo Particular

La Semana Santa es una de las celebraciones tradicionales del calendario anual. Y es también la que mejor invita al recogimiento y al disfrute en familia.

Aparte del rezo, el ayuno y la abstinencia, católicos, cristianos, ortodoxos, anglicanos, protestantes y evangelistas ponen en práctica dietas y hábitos alimenticios orientados a depurar el cuerpo y, por esa vía, a purificar el alma.

Esta época se conoce con el nombre de Cuaresma, período durante el cual se rememora el ayuno de Moisés y Jesucristo cuando emprendieron el camino hacia el desierto, con la misión de purificarse física y espiritualmente.

La Cuaresma empieza con el Miércoles de Ceniza y termina con la Pascua o resurrección. Este año, la Semana Santa se celebrará del 28 de marzo al 3 de abril.

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Desde el punto de vista alimenticio, los practicantes e incluso muchos impíos suelen eliminar las carnes rojas y las reemplazan por pescado y otros alimentos, como lentejas o guisos sin proteína animal.

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Gracias al intercambio comercial entre naciones, hoy es posible disponer de un amplio repertorio de posibilidades para amenizar la celebración. Y como el vino es un alimento tolerado, conviene pasar revista a los tipos y estilos más afines.

Entre los productos de pesca más comunes en nuestro entorno urbano figuran: lenguado, merluza, mero, róbalo, trucha, camarón, langostino, langosta, atún y salmón.

Reconozco que ha sido dogma acompañar pescados con vinos blancos o rosados, pero es cada vez más frecuente recurrir a los tintos, dependiendo, eso sí, de la especie animal y del tipo de preparación (léanse aderezos y salsas). Lo que se busca, en el fondo, es elegir un vino que haga armonía con el plato, independientemente del color.

Los pescados de carne magra como merluza, mero o róbalo se pueden acompañar con blancos ligeros, como Pinot Grigio, Albariño, Verdejo o Chardonnay sin añejamiento.

Para pescados semigrasos, como trucha, bonito o bacalao —cuyas carnes son más firmes—, encajan bien los tintos ligeros, como Merlot, Tempranillo y Pinot Noir, o los rosados secos y afrutados. El pulpo es otro alimento que también combina con un tinto ligero.

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Si la preferencia es servir pescados grasos y normalmente azules, como atún, salmón o pez espada, el mejor acople se logra con un Chardonnay con crianza, un rosado o un tinto ligero, como el Pinot Noir. Y si se preparan a la brasa, un tinto con Syrah puede llegar a sorprendernos.

Quienes tienen la posibilidad de comprar ostras, nunca duden en disfrutarlas con espumosos de elaboración compleja, como champán, cava o Franciacorta. Claro, hay opciones menos elaboradas y más asequibles, pero, en mi experiencia, se quedan cortas.

Y aunque los pescados salados, como anchoas y sardinas frescas, son poco comunes en nuestro medio, dos buenos vinos acompañantes son Albariño y Godello.

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Finalmente, crustáceos como camarones, langostinos, langostas o cangrejos, se disfrutan con Riesling, Verdejo o Chardonnay con crianza.

Entiendo que aún faltan 21 días para el inicio de la Semana Santa, lo que nos da tiempo suficiente para prepararnos y volver a comprobar la magia de las armonías.

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