Este 15 de septiembre, el mundo del arte recibió una fuerte noticia, la muerte de Fernando Botero quien falleció en su casa de Mónaco luego de sufrir quebrantos de salud.
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La carrera del colombiano dejó un gran legado y varias obras por admirar, sin embargo, no todas ellas se crearon con el mejor recuerdo del artista, pues hubo una en la que plasmó su dolor.
Fernando Botero obras
A pesar de que tenga cientos de pinturas y varias esculturas donadas, hubo una de ellas con una desgarradora historia de tras.
Se trata de la pintura ‘Pedrito a Caballo’, en la cual presentó a un niño de volumen montando en un precioso caballo. La pintura se enfoca en uno de sus hijos, el más pequeño que falleció en un doloroso accidente.
Fue en 1974 cuando la familia iba en el carro entre Sevilla y Córdoba, cuando de un momento a otro un camión perdió el control, ocasionando un duro choque.
Fernando Botero
El accidente fue tan fuerte, que su hijo de 4 años, quien iba en el carro murió instantáneamente. “No tengo la duda de que el momento más difícil fue el fallecimiento de mi hermano, eso fue una cosa traumática, eso fue una cosa trágica y profundamente dolorosa desde todo punto de vista”, destacó Fernando Botero Zea, en entrevista con Noticias Caracol un año atrás.
“Y se acompaña no solamente con la tragedia de perder un hijo, sino que también [Botero] se vio afectado en sus manos, pues por muchos meses no sabía si iba volver a pintar”.
Sobre el accidente, el hijo mayor del maestro Fernando Botero dijo que su hermano había perdido la vida de un amanera muy fuerte “Pedrito quedó vivo cuando pasó el accidente inicial, pero fue cuando el camión echó reverso que con el guardafango, de una forma horrible decapitó a pedrito”.
En la entrevista, el mayor de los hermanos explicó que al intentar salvar al niño Botero “quedó con una severa afectación de las manos con las que pintaba”.
El dolor que le produjo la muerte de su hijo quedó en ese retrato, el cual lo llevó a encerrarse durante meses en su estudio en París solamente para pintarlo.
La obra que está en el Museo de Antioquia y lo describe como un retrato predominantemente azul que el artista consideró su obra maestra. “Fue la primera obra que realicé después de ese terrible momento y es definitivamente mi mejor obra, es muy especial. Si alguna vez hice algo bien en la vida fue ese día”.
“La pintura, además de presentar al niño en un caballo de juguete, muestra en los ángulos inferiores dos dolorosas escenas: la del padre viendo a su hijo muerto, y la de los padres de luto en la casa vacía”, señala el museo.