La apuesta de esta psicóloga con maestría y doctorado en educación ha impactado la vida de miles de estudiantes a quienes se les arruga el corazón cuando la recuerdan.
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Sigue a Cromos en WhatsAppDesde muy niña Carmen Beatriz aprendió a superar grandes desafíos. Tras el fallecimiento de su padre, su mamá se llenó de valor para sacarla adelante a ella y a sus nueve hermanos a quienes les brindó las mejo-res herramientas para el futuro.
Esta bogotana considera que tuvo la fortuna de crecer viendo a la mejor maestra de vida. “Mi mamá nos inculcó el valor de estudiar, de formarnos y de ser profesionales. Para ella no había verdades a medias, sino que las cosas se hacían con empeño, dedicación y amor”, confiesa la protagonista de esta historia.
El legado materno es la piedra angular para lo que vino después. Al haber sido formada por una madre cabeza de familia, Carmen Beatriz creció convencida de que podía dedicarse a lo que quisiera. Defendió el derecho a abrazar sus deseos en vez de a los dictámenes sociales de su época.
Siempre sintió pasión por la pedagogía. Haberse graduado en psicología fue fundamental para formar integralmente a varias generaciones de estudiantes del Distrito. Así lo explica: “Me dediqué a estimular el desarrollo del pensamiento, la empatía, la autoestima, y la orientación vocacional, sobre todo en estudian-tes de secundaria. Fue una experiencia muy bonita”.
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Sus ganas de formar, además de permitirle guiar a menores en la toma de decisiones a nivel profesional y personal, la ayudaron a convertirse en una mujer sabia, con maestría y doctorado en educación, preocupada siempre por servir a los demás.
Con su dinamismo y fe en Dios escribió una biografía distinta. Cumplido el ciclo en la docencia, en la actualidad cultiva su cuerpo y espíritu en los programas para la persona mayor de Compensar, a los que está inscrita y a los que asiste aportando a su bienestar físico y emocional.
A sus 66 años su llama continúa siendo la misma que la impulsó a crecer. Hoy enfoca ingentes esfuerzos en su bienestar integral. “Bienestar es estar en armonía y un estado del alma. Todas las áreas del cuerpo humano se combinan, porque es un templo, y si algo falla afecta al resto”, sostiene.
Hay quienes dicen que los profesores nunca dejan de serlo por más de que ya no estén ejerciendo. Carmen Beatriz vive orgullosa de la pedagogía, a su consideración los profesores nacen con una misión clave en el desarrollo de una sociedad. “A los maestros les aconsejaría que traten a los niños con cariño, que comprendan sus necesidades. Obsérvenlos, enséñenles”, concluye.
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Una vida llena de enseñanzas, la inspiradora historia de Carmen Beatriz
En la pandemia se enfrentó a un reto mayúsculo: sufrió un episodio de depresión. Se refugió en su fortaleza espiritual, el canto, la lectura, la poesía y la pintura para salir adelante.
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