Julieth Restrepo: “La historia de Laura Montoya confirma que su lucha fue más allá”

La actriz interpreta a Laura, la santa colombiana, en una historia de martirio y santidad. Una historia de fe dentro y fuera del set.

Por Beatriz Arango

27 de julio de 2015

Julieth Restrepo: "Tuve la fortuna de interpretar a esta gran mujer”

Julieth Restrepo: "Tuve la fortuna de interpretar a esta gran mujer”

Julieth Restrepo tiene 28 años y una vida como la de muchas jóvenes de su edad. Actriz desde los 13 años y formada en el Colegio Eucarístico de Medellín, dirigido por monjas mercedarias, la joven se metió en la piel de la religiosa María Laura de Jesús Montoya Upegui. La Madre Laura, la primera santa colombiana.

La actriz, de ojos limpios y negros, y un acento paisa que en la producción tuvo que acentuar con aires añejos, define esta experiencia como única y maravillosa. “Descubrir a esa mujer y representarla fue muy gratificante y me permitió vivir la gran historia de un personaje absolutamente interesante”. 

Sigue a Cromos en WhatsApp

Y es que la vida de la Madre Laura está llena de matices, de vivencias de afecto y dolor, rabia y perdón, miedo y valor, de episodios increíbles, en los que el amor de Dios y las experiencias de su presencia, así como los martirios y la lucha contra una sociedad siempre están presentes.

Los televidentes de Laura, la santa colombiana, del Canal Caracol, conocerán la poderosa historia de una mujer que se enfrentó a los convencionalismos de una sociedad cerrada para defender a los indígenas y a los negros. Que los hizo visibles cuando el resto de sus pares los consideraba, y trataba, como animales. Que hizo todo lo posible porque tuvieran derecho a la vida, al reconocimiento y a la educación. 

Tarea nada fácil, menos para una mujer en esos tiempos, cuando su espacio “natural” era la casa, y en la que los opositores parecían multiplicarse. 

 

LA-HIJA-DE-JERICO-319
“Siempre me he considerado una mujer emprendedora y guerrera, pero cuando ves una historia como la de Laura, confirmas que hay mujeres que tuvieron que luchar mucho más”. 

 

Compartirán también la historia de una religiosa con enormes dotes de liderazgo, que, no exageran los cronistas de la época y sus biógrafos, fue capaz de domar la selva y enfrentar animales salvajes con el fin de promover la palabra de Dios. En el buen sentido de la palabra, una colonizadora de la fe.

Y de esa mujer recia que fundó una comunidad de misioneras que hoy hace presencia en 21 países de tres continentes: las Lauritas. 

 

El proceso

Julieth cuenta que la trascendencia e importancia de la Madre Laura para Antioquia y el país lograron que interpretarla la llenara de inspiración y la hiciera sentir que asumía un gran reto, ese que la llevó a trabajar en locaciones de La Ceja y Santafe de Antioquia, donde se escenificó la vida de los años de 1880, en plena juventud de Laura. 

“Tuve varios castings antes de obtener el papel y durante estas jornadas lo único que me permití fue disfrutar de ese proceso al 100%, poniéndole alma, vida y sombrero, sin dejar que los nervios y la presión que a veces generan este tipo de procesos me ganara y no me dejaran hacer mi trabajo. ¡Esta vez funcionó estar tranquila!”. 

“Antes de hacer parte de esta historia, era muy poco lo que conocía de Laura Montoya y su vida pero ahora, después de saber por todo lo que pasó, valoro más el hecho de que en este país mujeres como ella trasciendan, que sus historias sean contadas y sean fuente de inspiración. Siempre me he considerado una mujer emprendedora y guerrera, pero cuando ves una historia como la de Laura, confirmas que hay mujeres que tuvieron que luchar mucho más entregando su vida a una causa y que gracias a ellas hoy nosotras, y en este caso específico también las minorías de este país, tenemos derechos que antes nos eran negados”.

 

LA-HIJA-DE-JERICO-205
 

 

La  fe

“La fe en este momento de mi vida no nace del Catolicismo sino de esa esperanza que siempre guardo en que las cosas salgan bien, que siempre pase lo que me haga bien y lo que me convenga”, dice Julieth.

Y reconoce que esas vivencias de fe son necesarias en los escenarios que componen la vida, llámense social, laboral o familiar. “Para mí vivir sin fe es como vivir sin ninguna esperanza, y no depende de tener fe en un dios específico sino en confiar y esperar que todo lo que te pase sea para bien, con una alta dosis de trabajo y en hacer que las cosas se hagan realidad porque también trabajaste por eso”. 

¿Cómo vive la fe? Responde de inmediato y sin titubear. “La fe está presente en cada cosa que haces porque depositas tu confianza en cada decisión que tomas y te encargas de hacer que las cosas pasen, y ya el resto que no depende de ti lo entregas al universo, esperando lo mejor”.

¿Y el amor de Dios? “Lo traduzco en el amor que siento por mi familia y mis seres queridos y el que sienten ellos por mí. Ahí siento que se materializa. Antes y después de este personaje, la importancia que tiene mi familia para mí es la misma, siempre será mi motor y lo más importante en mi vida”.

 

LA-HIJA-DE-JERICO-277
No exageran los cronistas de la época: fue capaz de domar la selva y enfrentar animales salvajes con el fin de promover la palabra de Dios.
 

La madre

“De niña, Laura no supo de juegos y menos de juguetes. Tuvo una amarga niñez: huérfana de padre, separada de su madre, despreciada y muy infeliz”, se lee en el libro Habemus Santa, de José Alberto Mojica, de Intermedio Editores. 

Agrega Mojica que “La mamá no quiso verla cuando nació. Tampoco la amamantó ni la arrulló entre sus brazos”.

Laura contaba que entre sus recuerdos no había un beso de su madre. Episodio doloroso y oscuro, que seguramente formó el talante de la religiosa, bien para aprender a demostrar afecto a sus semejantes y para buscar en el amor de Dios las manifestaciones de cariño que escaseaban en casa.

La Hermana Ayda Orobio Granja, Superiora General de la Congregación Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena (Madre Laura), en el barrio Belencito, de Medellín, destaca de la Madre Laura la “capacidad desde su más tierna infancia de estar en unión con Dios, de descubrir la presencia de Dios e ir superando las dificultades que se le presentaron en su vida. Desde niña ella vivió arrimada en casas ajenas y rápidamente tuvo la experiencia de Dios, no como una lección de catecismo sino como una lección de vida”.

“Es un tema muy doloroso en el seriado y en la vida de la Madre Laura, pero mi tarea nunca fue juzgarla sino tratar de entender la situación, ponerme en sus zapatos y pensar en la lucha interna que tienes cuando sabes que tu madre te da la vida y te ama, pero la situación para toda la familia es tan difícil que tu eres la primera en ser sacrificada. También siento que la relación con su madre fue determinante en su vida por las decisiones que toma y por el camino que empieza a recorrer y que definió su destino”, apunta Julieth.

 

LA-HIJA-DE-JERICO-107
 

Eso sí, la madre de Laura contribuyó profundamente a la formación de su fe, y así lo enfatiza la Hermana Ayda: “El mensaje de la Madre Laura sobre la capacidad del perdón es muy actual, cuando el país está en un proceso de paz. Ella cuenta en su autobiografía, que su mamá, doña Dolores les enseñó a orar por un señor. Todas las noches lo recordaban y pedían por él. Laura pensaba que el señor Uribe que estaba en sus oraciones era un familiar, y un día le preguntó a su mamá, y ella le respondió ‘Es la persona que mató a su papá’. La fe nos enseña que debemos orar por los enemigos. Esa lección que le dio su madre, le hizo fácil a ella aprender a perdonar y orar por los enemigos”. 

Hablando de los valores que conoció y aprendió a través de este trabajo, Julieth menciona “su valentía, su lucha incansable, su carácter fuerte, pero siempre dispuesto a perdonar y a cuidar a su familia, su convicción y su capacidad de creer en una causa y defenderla”. 

Me sorprendió, añade, encontrar un personaje tan fascinante y con tantos contrastes, que hubiera tenido que soportar tantos rechazos y humillaciones y pasar pruebas tan dolorosas y exigentes para demostrar su convicción y luchar por lo que quería lograr. 

 

La disciplina

En el cuarto de la Madre Laura, en la casa de la Congregación en Belencito, donde falleció, conservan sus efectos personales, como hábitos, la lupa que necesitó para leer durante sus últimos años de vida, la cama donde murió, la máquina de escribir marca Remington, y las disciplinas. ¿Disciplinas? Sí. Los elementos con los que la religiosa se mortificaba. Un rejo de cuero, con el que se daba latigazos en la espalda, y el cilicio, un alambre en forma de collar con remates puntiagudos.

 


130413_MadreLaura-Medellin_DS_025
La vida de la santa

Laura Montoya nació el 26 de mayo de 1874 y murió el 21 de octubre de 1949.

Juan Pablo II la beatificó el 25 de abril de 2004.

El Papa Francisco la canonizó el 12 de mayo de 2013. 

Los últimos ocho años de vida los pasó en una silla de ruedas y sus últimos ocho meses de vida estuvo postrada en una cama. 

Medía 1,50 y pesaba 170 kilos, que algunos atribuyen a un desorden hormonal, que la hizo subir de peso a partir de los 30 años. Murió a los 75. 

 

 

Una práctica ya erradicada, pero que en los años de la Madre Laura era casi una obligación. ¿Flagelarse para qué? “Para domar la voluntad y para vivir en carne propia la pasión y el sufrimiento de Cristo”, relata Mojica en su texto. Y recuerda que Teresa de Ávila y Juan Pablo II, también santos, se flagelaron.

La actriz no fue ajena a la contundencia que sugiere la imagen de una persona que se lacera o que busca la manera de recordarle a su cuerpo el dolor de una herida y la verdad de un martirio físico. “Si tuviera que escoger lo más complejo de la interpretación serían las flagelaciones. Fueron una parte difícil y dolorosa de mi personaje, por el significado que tenían y la manera de hacerlas”.

“Fue muy impactante hacerlas y lograr que fueran creíbles. Son parte fundamental de su historia y sabíamos que teníamos que mostrarlo de la mejor manera. En esos instantes en que estás flagelándote no tienes tiempo de pensar porque todo es muy fuerte (sus razones, el sitio y los elementos con que lo hacía), y solo ahí entiendes el grado de convicción que debes tener y lo dura que era ella consigo misma”.

 

LA-HIJA-DE-JERICO-CAP-1-(209)LA-HIJA-DE-JERICO-317

 

Aprendizaje

Julieth hace balances. A punto de viajar a Los Ángeles a estudiar, reconoce el aporte que Laura, la santa colombiana significa en su carrera. “No podría escoger solo una cosa valiosa de este proceso. Fue increíble trabajar con un elenco tan diverso y generoso, que les dio vida a todos los personajes que pasaron por la vida de Laura. Como actriz aprendí mucho de este personaje, de este equipo de trabajo y de nuestra historia como país”.

Para ella lo más relevante de la obra de la santa Laura es su labor como maestra y su trabajo por defender a las minorías y demostrarle al país que los indígenas eran personas muy valiosas, “con alma” y que necesitaban ser incluidas en la sociedad.

La hermana Ayda Orobio destaca como el gran valor de la Madre, la cercanía con Dios. “Ella quiso con toda su alma y la energía de su vivir dar a conocer ese amor de Dios y, de manera preferencial, a los más sufridos y marginados, como las comunidades indígenas de Urabá, y las comunidades negras de Uré, Córdoba”.

Julieth no oculta el orgullo, personal y actoral. Bien por trabajo realizado y por esa  felicidad infinita que le produjo volver a sus raíces paisas a través de este personaje. “Se me llena el corazón de emoción al pensar que tuve la fortuna de interpretar a esta gran mujer”. 

Deja atrás, por el momento, para el disfrute y juicio de los televidentes, una historia honesta e inspiradora, llena de contrastes, en un contexto realista. “Está lleno de magia y de momentos fascinantes a través de unos personajes maravillosos, con una fotografía impecable en unos escenarios increíbles”. 

La actriz se despide con sencillez. “Soy la misma chica que de pequeña soñaba con ser actriz, llena de sueños realizados y muchos más por realizar. Por eso solo dedico mis días a ser mejor en mi trabajo y a ser feliz, a aprender, dispuesta a asumir nuevos retos siempre y a ponerme a prueba demostrándome lo que puedo lograr”.

 

164A4950
EN POCAS PALABRAS

 

Un personaje que la inspire: Mis papás.

Una frase que la identifique: Los sueños sí se hacen realidad.

¿Tiene devoción por algún santo? No.

¿Qué imagen la acompaña siempre? Desde el rodaje, una estampita de la Madre Laura.

¿Qué sigue? Estoy dando mis primeros pasos como productora.

Su serie favorita: Soy fan de Friends, Breaking Bad y estoy enganchada a Game of Thrones y True Detective.

Fotos: Cortesía Caracol Televisión y Andrés Oyuela.

Por Beatriz Arango

Sigue a Cromos en WhatsApp
Este sitio usa cookies. En caso de seguir navegando se entenderá que usted ha otorgado una autorización mediante una manifestación inequívoca para su uso
Aceptar