Sergio de la Pava, una revelación de la literatura norteamericana

De madre caleña y padre manizalita, habló con CROMOS sobre Una singularidad desnuda, una historia de 716 páginas en la que desnuda el cruel sistema carcelario estadounidense y con la que ganó el Premio PEN 2013 a la mejor primera novela. ¿Qué lo hace tan interesante?

Por Carlos Torres

03 de septiembre de 2014

Sergio de la Pava,

«Kid Pambelé»
perdió el título wélter junior ante Wilfredo Benítez en 1977, tras defenderlo durante cinco años consecutivos. El puertorriqueño es uno de los protagonistas de Una singularidad desnuda. 
 
 
La obtención del Premio PEN 2013 en Estados Unidos a la mejor primera novela lo puso en la órbita de los críticos literarios angloparlantes. Los diarios The Wall Street Journal, The Guardian y The Times coincidieron en su valor literario, así  como los lectores en la tienda Amazon no han escatimado elogios. Los extensos párrafos de la novela están acompañados por diálogos divertidos y, en ocasiones, extraños.  «El lenguaje poderosamente nuevo es la única manera que tengo para expresar la variedad y profundidad infinita de todo lo que existe o debe existir», admite De la Pava, quien tiene publicado, además, Personae y está trabajando en una tercera novela. 
 
El abogado Casi y el jóven Malkum Jenkins conversan al final de la comparecencia. «Mi madre quería que te preguntara si tengo antecedentes», le dice el joven, que por los siguientes dos meses es un hombre libre. El defensor le indica que tiene antecedentes que quedan marcados como un delito y le advierte que «todas tus futuras acciones serán delictivas porque se trata de ti. Hay cosas que no puedes hacer. No puedes votar, no puedes coger determinados empleos públicos, no puedes decir que no eres un delincuente. ¿Lo captas ahora?». Malkum pone cara de haber entendido poco. La cabeza se le llena de dudas. Es natural que un menor de edad tenga preguntas. «¿No puedo votar?», lanza.
 
«¿Votar? ¿Qué tiene el voto de divertido? Jamás deberías votar, eso lo sabe todo el mundo. Si votas y gana el tuyo luego no puedes quejarte porque tú ayudaste a ponerlo ahí. Por eso yo nunca voto, así puedo quejarme después. Además, ¿por quién ibas a votar? ¿Por el que te ignora o por el que promete construirte más cárceles mientras hablamos?», lo reprime Casi en un arranque de sinceridad. Al fin y al cabo, así como existe un sistema judicial programado para encarcelar personas, también hay abogados como él dispuestos a enfrentarlo y a describirlo en una novela que ha encontrado sus propios seguidores a pesar de que casi dobla en páginas a clásicos colombianos como Cien años de soledad y Sin Remedio. 
 
Fotos: Fernando Rivera / Archivo Cromos
 

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