Taliana 2009, el desafío

Después de actuar en la telenovela Bermúdez y de estrenarse como presentadora en El Desafío, del Canal Caracol, la ex Señorita Colombia Taliana Vargas decidió que la televisión es su nueva pasión. Por eso dejó Washington y se vino a vivir a Bogotá para comenzar a reinar en la pantalla.

Por Redacción Cromos

08 de septiembre de 2009

Taliana 2009, el desafío
Taliana 2009, el desafío

Taliana 2009, el desafío

La adrenalina sigue corriendo por el cuerpo de Taliana Vargas pero ella mantiene su hablar pausado, la mirada serena y la sonrisa que la ha convertido en otra de las reinas colombianas inolvidables. La semana pasada se estrenó como presentadora del Desafío 2009 y aunque ese no es el camino más fácil para empezar, su satisfacción es evidente.

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Sin maquillaje, con el pelo al natural, descalza, bajo el sol, la lluvia y la presión de grabar una sola vez, sin ensayos ni repeticiones, Taliana pasó dos meses en Bocas del Toro, una isla del Caribe panameño donde se grabó la nueva temporada del Desafío, esta vez bautizada como La lucha de las regiones, la revancha. Pero ahora mirará y recordará desde su nuevo apartamento de soltera en Bogotá a los participantes de todo el país que vio competir, sufrir y perder. También será su principal crítica para estar lista para un próximo reto, pues la televisión la atrapó.

“Después de Bermúdez me gustó estar en el set y descubrí que hasta podría quedarme a vivir ahí. Quiero aprender y vivir este trabajo de la televisión”, dice. Hace apenas unos días se reintegró a su vida normal, después de que muchos pensaban que por ahora su paso por la pantalla sería aplazado para dedicarse a los estudios.

Pero fue el destino el que la puso a prueba después de terminar su segundo año de Comunicación para el desarrollo e idiomas en Washington. Sus papás se fueron a vivir a la India y esto la obligó a reflexionar sobre su futuro. Algo que a sus 21 años le daba la opción de aventurar en su país, en el que no vivía desde hacía seis años.

“Regresé a Colombia para aprovechar las oportunidades”, agrega muy segura de que aquí, más que en otro lugar, la corona de reina abre puertas y no hay razón pa el pelo al natural, descalza, bajo el sol, la lluvia y la presión de grabar una sola vez, sin ensayos ni repeticiones, Taliana pasó dos meses en Bocas del Toro, una isla del Caribe panameño donde se grabó la nueva temporada del Desafío, esta vez bautizada como La lucha de las regiones, la revancha. Pero ahora mirará y recordará desde su nuevo apartamento de soltera en Bogotá a los participantes de todo el país que vio competir, sufrir y perder. También será su principal crítica para estar lista para un próximo reto, pues la televisión la atrapó.

“Después de Bermúdez me gustó estar en el set y descubrí que hasta podría quedarme a vivir ahí. Quiero aprender y vivir este trabajo de la televisión”, dice. Hace apenas unos días se reintegró a su vida normal, después de que muchos pensaban que por ahora su paso por la pantalla sería aplazado para dedicarse a los estudios.

Pero fue el destino el que la puso a prueba después de terminar su segundo año de Comunicación para el desarrollo e idiomas en Washington. Sus papás se fueron a vivir a la India y esto la obligó a reflexionar sobre su futuro. Algo que a sus 21 años le daba la opción de aventurar en su país, en el que no vivía desde hacía seis años.

“Regresé a Colombia para aprovechar las oportunidades”, agrega muy segura de que aquí, más que en otro lugar, la corona de reina abre puertas y no hay razón para no atravesarlas. Pero su participación en el reality también le exigió hacer clic en su corta carrera en la pantalla. “La actuación es tener la capacidad de ser otra persona, por medio de la imaginación y la expresión, y transmitir sentimientos al público. En la presentación es la cara de uno sin crear un personaje”.

Su preparación fue acelerada y corta, y terminó literalmente echada al agua pero sabiendo nadar. Luego fue cuestión de adaptarse al clima tropical, a la lluvia, los viajes en chalupa, a sortear la picada de una abeja y a aprender a ver, sin intervenir, el sufrimiento de los concursantes.

Esta vez ella vio cómo de las playas alta, media y baja pasaban al planchón, el peor lugar, un barco en altamar donde los recursos para sobrevivir son nulos. “No soy llorona pero sufría mucho cuando ellos sufrían. Lo más difícil fue no poder decirles nada porque el libreto no incluye la expresión de esos sentimientos”.

Lo que sí sintió y no era parte de la competencia fue el temor de estar presentando por primera vez, porque al lado suyo estaban Víctor Mallarino y Rochi Stevenson, ambos con mucha cancha en el Desafío. “Sentí los nervios que nunca había sentido en mi vida, por mi falta de experiencia, pero allí era donde debía sacar todo de mí y Víctor y Rochi me enseñaron mucho”.

Ante la pregunta ¿actuación o presentación? sólo responde que está estravesarlas. Pero su participación en el reality también le exigió hacer clic en su corta carrera en la pantalla. “La actuación es tener la capacidad de ser otra persona, por medio de la imaginación y la expresión, y transmitir sentimientos al público. En la presentación es la cara de uno sin crear un personaje”.

Su preparación fue acelerada y corta, y terminó literalmente echada al agua pero sabiendo nadar. Luego fue cuestión de adaptarse al clima tropical, a la lluvia, los viajes en chalupa, a sortear la picada de una abeja y a aprender a ver, sin intervenir, el sufrimiento de los concursantes.

Esta vez ella vio cómo de las playas alta, media y baja pasaban al planchón, el peor lugar, un barco en altamar donde los recursos para sobrevivir son nulos. “No soy llorona pero sufría mucho cuando ellos sufrían. Lo más difícil fue no poder decirles nada porque el libreto no incluye la expresión de esos sentimientos”.

Lo que sí sintió y no era parte de la competencia fue el temor de estar presentando por primera vez, porque al lado suyo estaban Víctor Mallarino y Rochi Stevenson, ambos con mucha cancha en el Desafío. “Sentí los nervios que nunca había sentido en mi vida, por mi falta de experiencia, pero allí era donde debía sacar todo de mí y Víctor y Rochi me enseñaron mucho”.

Ante la pregunta ¿actuación o presentación? sólo responde que está estudiando proyectos bajo la supervisien el reality también le exigió hacer clic en su corta carrera en la pantalla. “La actuación es tener la capacidad de ser otra persona, por medio de la imaginación y la expresión, y transmitir sentimientos al público. En la presentación es la cara de uno sin crear un personaje”.

Su preparación fue acelerada y corta, y terminó literalmente echada al agua pero sabiendo nadar. Luego fue cuestión de adaptarse al clima tropical, a la lluvia, los viajes en chalupa, a sortear la picada de una abeja y a aprender a ver, sin intervenir, el sufrimiento de los concursantes.

Esta vez ella vio cómo de las playas alta, media y baja pasaban al planchón, el peor lugar, un barco en altamar donde los recursos para sobrevivir son nulos. “No soy llorona pero sufría mucho cuando ellos sufrían. Lo más difícil fue no poder decirles nada porque el libreto no incluye la expresión de esos sentimientos”.

Lo que sí sintió y no era parte de la competencia fue el temor de estar presentando por primera vez, porque al lado suyo estaban Víctor Mallarino y Rochi Stevenson, ambos con mucha cancha en el Desafío. “Sentí los nervios que nunca había sentido en mi vida, por mi falta de experiencia, pero allí era donde debía sacar todo de mí y Víctor y Rochi me enseñaron mucho”.

Ante la pregunta ¿actuación o presentación? sólo responde que está estudiando proyectos bajo la supervisien el reality también le exigió hacer clic en su corta carrera en la pantalla. “La actuación es tener la capacidad de ser otra persona, por medio de la imaginación y la expresión, y transmitir sentimientos al público. En la presentación es la cara de uno sin crear un personaje”.

Su preparación fue acelerada y corta, y terminó literalmente echada al agua pero sabiendo nadar. Luego fue cuestión de adaptarse al clima tropical, a la lluvia, los viajes en chalupa, a sortear la picada de una abeja y a aprender a ver, sin intervenir, el sufrimiento de los concursantes.

Esta vez ella vio cómo de las playas alta, media y baja pasaban al planchón, el peor lugar, un barco en altamar donde los recursos para sobrevivir son nulos. “No soy llorona pero sufría mucho cuando ellos sufrían. Lo más difícil fue no poder decirles nada porque el libreto no incluye la expresión de esos sentimientos”.

Lo que sí sintió y no era parte de la competencia fue el temor de estar presentando por primera vez, porque al lado suyo estaban Víctor Mallarino y Rochi Stevenson, ambos con mucha cancha en el Desafío. “Sentí los nervios que nunca había sentido en mi vida, por mi falta de experiencia, pero allí era donde debía sacar todo de mí y Víctor y Rochi me enseñaron mucho”.

Ante la pregunta ¿actuación o presentación? sólo responde que está estudiando proyectos bajo la supervisión y consejo de un experto: su mánager Fernán Martínez, el mismo de Juanes. Para esto también renunció a la oferta de modelar en la agencia de Donald Trump. “No quería ser solo modelo ni concentrarme en lo físico, quiero estudiar arte, actuación, presentación…”, dice esta nueva habitante de la capital que no ve traumático su cambio de vida, de la organizada Washington a la folclórica Bogotá.

“Pero tengo muy claro que antes de cumplir 30 años me desapareceré de la pantalla en cualquier momento para dedicarme a mi carrera”, afirma. Mientras eso no pase, Taliana Vargas trabajará duro para irse dejando huella en la televisión colombiana, con algún personaje de telenovela o quizás frente a otro reality. “Mi desafío ahora es vivir y crecer profesionalmente”.

Por Redacción Cromos

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