Ritual: ¿Por qué la sal es usada para proteger el hogar de energías negativas?

La sal es uno de los ingredientes más usados en los rituales de protección desde hace siglos y en las tradiciones más antiguas. Según las supersticiones populares, la sal también puede ser asociada con la buena o la mala suerte dependiendo de su uso, lo cierto es que siempre se ha utilizado para limpiar contra las malas energías.

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¿Cuáles son las propiedades energéticas de la sal?

Si te has preguntado por qué la gente utiliza la sal en estos rituales es precisamente porque se considera un gran purificador de energías pesadas. Según explican expertos, la sal como mineral tiene la propiedad de la absorción de las energías del bajo astral y crea un escudo protector contra ellas. Se considera que es un poderoso protector contra los malos espíritus, y se sigue usando como un elemento clave en los rituales de magia blanca. “Por ejemplo, se cree que colocar una pizca de sal en las esquinas de la casa la mantiene protegida de las energías negativas, o disolver dos cucharaditas de sal en un vaso con agua y lavarte las manos con la mezcla te despeja de la mala suerte que cargas”, explica el astrólogo José Castillo.

Ritual con sal para proteger el hogar

Si quieres intentarlo puedes hacer dos cosas diferentes en un mismo ritual: la primera parte se trata de limpiar toda la energía negativa acumulada y la segunda busca crear una barrera protectora contra las malas energías.

1. La primera parte consiste en mezclar dos cucharadas de sal marina en un recipiente con agua. Cuando lo tengas, usa un trapo y limpia con el y el agua mezclada ya todas las puertas de tu casa, ventanas y pisos.

2. Una vez hayas limpiado, pon una manotada de sal en las 4 esquinas principales de la casa, no importa si tienes una casa desigual, lo importante es poner la sal en las esquinas que alcancen a cubrir tu hogar, incluso detrás de la puerta principal. Luego barre ese material empezando por la habitación más lejana a la puerta y termina a la salida de tu casa.

Toma toda la sal, recógela, y después entiérrala en el jardín o en un parque para que la naturaleza se cargue de transmutar la energía, y no la dejes en tu hogar. Agradece la limpieza y repite cuando creas necesario.

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