Estos farmanutrientes o nutracéuticos, con los componentes de los alimentos que se pueden ingerir a diario, les permiten tener acción terapéutica. Entre estos productos están las vitaminas, los minerales y las sustancias esenciales, como ácidos grasos, bioflavonoides, aminoácidos, prebióticos y probióticos, entre otros.
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Todos tienen la característica de ser fácilmente asimilados por el cuerpo, ya que son parte de la dieta cotidiana. Lo que ocurre es que su cantidad en este caso es mucho mayor, llevando a presentar acciones muy importantes en el equilibrio de la salud humana. Este es el caso de la vitamina C, de la cual requerimos solo 60 mg por día para evitar que su deficiencia nos genere escorbuto, una enfermedad casi desconocida.
La mayoría de las investigaciones demuestran que las dietas convencionales son deficientes en estas sustancias, ya sea por mala calidad de los alimentos o porque no se consumen en la cantidad suficiente. Por lo anterior, es válido el uso racional y dirigido de complementos nutricionales que logren mantener las reservas suficientes.
Por ejemplo, los ácidos grasos conocidos, como los omegas 3, 6 y 9, son indispensables para la salud, siendo el omega 3 esencial para mantener la membrana de las células, aunque el consumo excesivo de omega 6 por aceites al freír y comida ultraprocesada genera un desbalance que lleva a inflamación crónica y otras alteraciones.
Lo que quiero es invitar a que tomemos las riendas de nuestra alimentación para que se cumplan por lo menos los requerimientos nutricionales mínimos diarios. Si es necesario, debemos acompañarla con complementos nutricionales (nutracéuticos) aconsejados por un facultativo capacitado. Los resultados siempre serán los mejores.
Autor del texto: Santiago Rojas Posada.