Durante el sexo pueden pasar tantas cosas, algunas increíblemente excitantes, otras no tanto, es más, bastante incómodas, como que a una mujer se le quede el condón dentro de su vagina, si esto te ha pasado, calma, no pasa nada, pues es algo más común de lo que parece. Esto puede pasar por los movimientos bruscos durante el acto, da bastante miedo, ¿verdad? Porque, evidentemente, corre el riesgo de haber un embarazo o de contraer una enfermedad de transmisión sexual.
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Lo más aterrador es que a veces el preservativo puede quedar tan al interior que puede ser imposible sacarlo con las manos y entonces se deba recurrir a un ginecólogo. Pero esto no lo decimos para matarte del susto, es más, a continuación, te damos algunas recomendaciones prácticas por si te llega a pasar.
1. Asegurarte de lavarte muy bien las manos y cuidadosamente busca en el interior de tu vagina, para una posición más cómoda ponte de pie y apoya un pie sobre el inodoro mientras introduces tu dedo índice y pulgar para encontrar el condón y sacarlo, es mejor si tienes las uñas cortas.
2. Si lo anterior no funcionó, siéntate en el sanitario como si fueras a orinar y empuja, si el preservativo se quedó en el ano, haz la misma fuerza, como si estuvieras haciendo popó.
3. Cuando logres sacar el condón revisa que esté completo, si no está así, busca el resto en su zona íntima y sácalas todas. Recuerda tomar todas las medidas necesarias para evitar un embarazo no deseado.
4. Si no puedes sacarlo de ninguna manera, lo que tienes que hacer es recurrir a un profesional de confianza lo más pronto posible.
¿Qué pasa si el condón se queda adentro?
Es más probable que esto ocurra si el tamaño del preservativo no es el adecuado para el tipo de pene, o también pasa por una contracción de los músculos vaginales o cuando el miembro masculino de repente empieza a perder la erección y se encuentra dentro de la vagina.
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Si el condón se queda en el interior por mucho tiempo la mujer está en riesgo de: un embarazo no deseado, transmisión de una ITS, vaginitis, vulvitis, infecciones vaginales, irritaciones, dolores al orinar o defecar, comezón, sarpullido, inflamación o enrojecimiento de la zona.
