Juana Acosta, una vida dedicada al arte de la interpretación

Con un reconocimiento estelar en la más reciente edición del FICCI, Juana Acosta, en entrevista con Cromos, habla de su vida profesional y personal, entre Europa y América Latina.

Por Redacción Cromos

12 de abril de 2023

Desde la comodidad de su natal Cali, Juana Acosta nos hizo un recorrido por una carrera ilustre, aquellas con la que sueñan miles de colegas, aquella que ha puesto en alto el nombre de Colombia en uno de los contextos más respetados del séptimo arte, Europa, aquella que este año la hace merecedora de un homenaje especial a su tributo en el cine colombiano en el FICCI.

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Con más de veinte años radicada en España, donde se ha hecho un nombre en el cine y la televisión, al igual que en Francia, su país nunca se le ha desdibujado de su piel y siempre lo recuerda con un gran corazón, así lo cuenta en entrevista con Cromos: “Siento que cada vez que llego a Cali me conecto con mi cordón umbilical, le tengo un cariño profundo a esta ciudad que es donde crecí, donde viví 17 años de mi vida”.

Acosta jamás se ha desconectado de esta ciudad que la vio crecer, hablar con ella es construir una carta de amor a la Sucursal del Cielo, “porque es volver a mi origen, una necesidad de compartir con mi familia, tener ese núcleo familiar que siempre ha sido tan importante ha hecho que yo tengo un vínculo con la ciudad muy fuerte”.

La actriz tiene presente una infancia vallecaucana que atesora, “muy amorosa, muy juguetona, muy familiar”, pero que de cierta manera le fue arrebatada cuando a los 16 años asesinaron a su padre, “es como si hubieran pinchado esa burbujita y yo caí al suelo fuerte y me di cuenta lo que era la vida de verdad”.

Cuando habla de su progenitor, las palabras no le bastan para expresar la admiración tan profunda que sentía por él: “Era un ser magnífico, era de una generosidad, era un tipo bellísimo por dentro y por fuera, era como un Paul Newman, parecía un actor de Hollywood, de una belleza, de una elegancia, de un magnetismo, tenía muchísimo sentido del humor, era un ser que se hacía querer, todo el mundo le quería por su carácter divertido, un ser así ilumina los lugares cuando aparece, entraba por la puerta y era imposible no verlo, era un ser muy especial”.

Uno de los grandes relieves en los primeros años de vida de la protagonista de esta historia ese ese gran primer amor, la danza, algo que ni ella sabe de dónde surgió, pero que con autonomía siempre intentó cultivar:

“A los tres años yo entré a bailar en la escuela María Sanford y a los seis empecé a bailar contemporáneo, era mi primera gran vocación, yo quería ser bailarina (…) lo que más quería era irme a bailar después del colegio. No sé cómo nació, fue algo desde muy chiquitica, un impulso innato, mi mamá siempre me decía que jamás me tuvo que empujar para que yo me fuera a mis clases de baile”.

Pero al morir su papá este sueño dejó de aparecer en el horizonte, inconscientemente el baile le fue prohibido, la desdicha de esta fatal pérdida hizo que colgara por un tiempo indeterminado su zapatillas y ropa dedicada a este arte:

“No fue que yo dijera: ‘yo no bailo más’, no volví a tener las ganas, es como si la violencia hubiera castrado esa ilusión por la danza, la danza es algo muy vital, que representa la vida, yo estaba golpeada por la muerte, entonces la violencia me quitó esas ganas de vivir, de bailar”.

Los primeros años como actriz

Al terminar el colegio y mudarse a Bogotá, empezó a estudiar bellas artes en la Universidad de Los Andes, al poco tiempo de su arribo a la capital colombiana conoció al periodista Julio Sánchez Cristo, que le ofreció presentar la parte cultural del programa radial ‘Panorama’. Fue allí cuando conoció su segundo gran amor, la interpretación.

“En esos pasillos empecé a cruzarme con los actores, con los directores y me empezó a causar mucha curiosidad, yo presentaba mi programa, pero cuando podía me metía en los estudios y veía cómo grababa las series, en uno de esos pasillos me crucé con Kepa Amuchastegui y yo le dije: ‘quiero estudiar teatro, me gustaría mucho’ y él me recomendó a Alfonso Ortiz”.

Juana Acosta empezó a instruirse de la mano del actor y dramaturgo, con charlas, leyendo sobre teatro y como oyente de sus clases, hasta que al año de presentar Panorama, le llegó un papel importante en la telenovela ‘Mascarada’:

“Me acuerdo que Alfonso me dijo: ‘Juana, hay oportunidades en la vida que no se deberían dejar pasar, cuenta conmigo que yo te ayudo con lo que tú quieras’. Afortunadamente me lancé a hacerlo, yo hice Mascarada con una formación mínima”.

A pesar de ser una amateur en ese tiempo, la caleña se tomó muy en serio este chance que la vida le ofrecía, “hice Mascarada con pura intuición, una chica muy joven de 18 años, pero yo siempre he sido muy respetuosa con la actuación, intentando estar muy alerta de todos los veteranos, tratando de aprender de ellos, escuchar y ver cómo trabajaba la gente, me tiré a la piscina en ese momento (…), ahí fue cuando me picó el bicho dije: ‘esto me gusta’”.

Su llegada a España

Luego de eso Juana se fue estudiar un año de teatro en España, regresó para terminar su carrera de bellas artes y afianzar su presencia como actriz en Colombia en el cine, televisión y teatro y para 2000 regresó al país ibérico para seguir estudiando en la escuela de Juan Carlos Corazza y quedarse definitivamente.

“Los primeros años fueron raros, como yo ya había tenido experiencia en Colombia, llegué con muchas preguntas y mucha necesidad de aprender, con mucha curiosidad, con muchas ganas de adquirir herramientas de trabajo para poder desarrollarme de una manera más completa y fue la mejor decisión de mi vida”.

Para la intérprete fue fundamental haber aprendido de la mano de Corazza, todo un maestro y eminencia para ella, que desde el 98 ha sido su coach, pues hasta el día de hoy se sigue preparando con él para cada uno de sus proyectos actorales.

Por otro lado, aunque muchos latinoamericanos sufren de discriminación en Europa, este no es el caso para Juana Acosta, de hecho, siente que su sangre colombiana es todo un atributo, aunque vivir en el extranjero la puso en una situación compleja en cuanto a su identidad:

“Ha sido un plus el ser latinoamericana, incluso con algo de un exotismo que tenemos las latinas que le dio de alguna manera colorido a la industria. Sí es verdad que no es fácil porque yo no tenía el acento, hubo un momento difícil donde sentí un desarraigo grande, porque yo vivía allá, pero no me sentía de allá y tampoco pertenecía aquí (Colombia), era un momento muy raro en el que no me sentía ni de aquí ni de allá”.

Trabajar el acento fue una tarea muy importante por alcanzar, ya que, si no lo lograba, ella se hubiera visto encasillada en los estereotipados roles de latinas en la industria española, que incluso hizo, pero ella quería más y así se estableció como una de las actrices más en demanda en España.

Juana Acosta, también una madre

Con un toque más personal, Acosta también habla de su única hija, Lola Alterio, a quien dio a luz en sus primeros años de actriz en España, entonces nos respondió si este suceso, de alguna manera, afectó su carrera:

“Pero para bien, para mí la maternidad ha sido lo más hermoso que me ha pasado en la vida, yo siempre digo que tenía una misión en mi vida y era ser la mamá de Lola, soy muy apasionada como actriz, pero también soy muy madre, tengo una relación con mi hija muy profunda, muy interesante, muy hermosa (…) Nunca pensé que la maternidad fuera a interrumpir mi camino profesional, sino todo lo contrario, el papá de Lola también es actor, en vez de detenernos nos ha es impulsado”.

Otra pregunta que la vallecaucana contestó era si le hubiera gustado tener más hijos: “Me hubiera gustado tener un segundo hijo, pero nunca vino, yo tengo endometriosis y esto hizo que yo no tuviera más hijos. En una época de mi vida, cuando tenía los 30, intenté tener un segundo hijo y no vino, me sentí frustrada, pero luego entendí que la vida me tenía para tener una sola hija, lo asumí y así es perfecto, no me imagino mi vida de otra manera”.

Diversos actores latinos sueñan con lograrlo en el extranjero, específicamente en Hollywood, siendo la meca del cine y la televisión, Juana lo logró en Europa, pero también resulta interesante saber si le gustaría perseguir el supuesto sueño americano:

La verdad es que nunca tuve el impulso, no sé si fue que estudié en el Liceo Francés y me educaron unos franceses, tuve una influencia europea desde chiquita, mi impulso siempre fue irme a Europa”.

Ella ha visitado Estados Unidos en numerosas ocasiones y ya ha trabajado allá, de hecho, firmó un contrato con la cadena ABC por un año de exclusividad, “pero todo lo que me ofrecían suponía tener que quedarme en Estados Unidos una temporada muy larga y los personajes que me llegaban no me gustaban tanto como los que ya estaba empezando a conseguir en Europa”.

Calité Films, un sueño con Valentina Acosta

Al preguntarle si regresaría a las producciones colombianas, Juana Acosta habla de uno de sus mayores sueños, Calité Films, la productora que tiene en compañía de su hermana, Valentina, con la que ya tienen varias producciones en marcha:

“Acabo de terminar una película que se llama ‘Del Otro Lado del Jardín’, la estamos produciendo con Valentina, es nuestro primer proyecto como productoras en cine, la rodamos en Bogotá y Medellín, la rodamos el año pasado y estrenamos en abril o mayo, la verdad me fascinó volver a rodar en Colombia”.

Asimismo, habla de los otros proyectos que se vienen para este año: “En estos momentos estamos con cuatro proyectos en desarrollo, de los cuales uno ya firmamos con MediaPro, esperamos rodar entre Cali y Madrid. Otro que tenemos firmado es con BuenDía Estudios, que es un de un libro que firmamos los derechos en México, se llama ‘Las Noches Habitadas’, ese sería para rodarlo en México”.

Tocando temas algo más ligeros, Juana Acosta, además de su trabajo arduo en el cine, teatro y televisión, también es imagen de una de las firmas de belleza con mayor reputación en el mundo entero, Lancôme, la primera colombiana en obtener este título:

“¡Qué honor! Es una felicidad muy grande porque es una firma icónica y que hayan querido contar conmigo como embajadora desde el año pasado es un honor. Algo que también me gusta mucho es que cuenten con una actriz que no está en sus veintes”.

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“Es una marca que me gusta porque uno de los valores que tiene es que la belleza viene de adentro y hacia la felicidad, todas las mujeres de Lancôme son muy sonrientes y positivas, me gusta involucrarme con una marca que tiene los valores en mí”.

Finalmente, en su más reciente a Colombia, uno de los motivos de esta visita es que es la invitada especial al Festival Internacional de Cine de Cartagena (FICCI), donde recibe el homenaje especial por su contribución a esta disciplina en el país:

“Para mí es un honor inmenso, sobre todo un homenaje en mi país, para mí es un estímulo. He recibido más homenajes en España que aquí, recibir un homenaje en uno de los festivales más importantes de Latinoamérica, que además es el de nuestro país, me hace una ilusión enorme, además voy a estar rodeada de muchos amigos y familia, vienen amigos de España, familia de Cali, es algo muy especial”.

Redacción Cromos

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