Elena Díaz Granados, o la revolución de los cuerpos diversos

En entrevista con Cromos, la modelo Elena Díaz Granados nos comparte su historia y poderoso mensaje que abraza tipos de belleza no convencionales.

Por Ariel López

16 de diciembre de 2023

Cuando en el mundo de la moda, específicamente el modelaje, se hablaba hace unos años de la inclusión generalmente se hacía o se hace referenciando a incluir personas que no sean blancas o que pertenezcan a la comunidad LGBT+ en sus desfiles, editoriales o campañas, pero tener presente a alguien grande, voluminoso, curvy, plus size, talla grande, o cualquiera de las etiquetas que se usen, parecía una barrera muy lejana de por derrumbar, sencillamente porque es algo considerado como “feo”, “poco estético” o inclusive “poco saludable”.

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Para la edición de junio de 2011 Vogue Italia rompió paradigmas y puso a Tara Lynn, Candice Huffine y Robyn Lawley en la portada, todas mujeres grandes, y sorprendentemente fue una de las más vendidas en su historia, o al menos así lo mencionan en el documental ‘Franca: Chaos and Creation’, demostrando que hay éxito en mostrar figuras diferentes, siluetas que no cumplen con la infame talla cero.

Pero no hay que mirar tan lejos, pues esta revolución también se está viendo y seguramente una de las personalidades que la lideran es Elena Díaz Granados, una modelo samaria que nos cuenta su historia, una en que la protagonista logra algo que jamás soñó y terminó volviéndose un literal modelo para miles de mujeres.

Elena Díaz Granados: "Yo soy publicista de profesión, trabajaba en agencias, el último trabajo que tuve fue con Helena Fadul".

Elena Díaz Granados: "Yo soy publicista de profesión, trabajaba en agencias, el último trabajo que tuve fue con Helena Fadul".

Fotografía por: Leonardo Sánchez

Su primer acercamiento con la moda

Cromos entrevistó a Elena y empezó hablando de cómo nunca se sintió parte de la industria de la moda, ni siquiera cuando se trataba de buscar ropa cuando pequeña, algo que ni siquiera le permitía crear su estilo “yo iba a un almacén de ropa y me sacaban ropa de abuelita, ropa oscura, ancha y nunca me sentí identificada con eso”, entonces debía recurrir al clásico de mandar a hacer.

Pero una oportunidad de oro llegó de manera muy atípica a esta publicista, mientras muchas niñas se preparan desde pequeñas para modelar, o son descubiertas por agentes en su adolescencia, a los treinta años ella fue contactada por un productor a través de redes sociales y desde ahí nada volvió a ser lo mismo.

¿Cómo inició su carrera?

“Llegó a mí un productor de comerciales que me escribió por medio de Instagram, en ese momento mis redes sociales eran las de una persona normal, que mostraba su familia, sus viajes, cosas cotidianas, esa persona me escribió: ‘Estoy buscando un perfil como el tuyo, ¿me permites usar unas fotos de tus redes para montar una propuesta?’, yo le dije: ‘sí, obvio’, esa persona se ganó esa propuesta y me dijo: ‘yo quiero que estés sí o sí’, yo fui e hice una prueba de video y al día siguiente era el tema de la producción”.

Se trataba de una campaña para Falabella, protagonizada por la ex Miss Universo Paulina Vega y otros modelos nacionales e internacionales, para sorpresa de Díaz Granados las imágenes de esta producción aparecieron en todos lados, desde grandes vallas a eucoles.

Para mí era súper chocante, salía a la calle, trabajaba en una agencia, iba a tomar el bus y en el paradero había una foto mía gigante y yo decía: ‘Dios mío, ¿qué es esto?’. Esta campaña fue tan grande e impactante que empecé desde allí a recibir mensajes y me decían: ‘por fin me siento parte de algo, por fin siento que una marca me está hablando a mí’, y las entiendo porque toda mi vida viví pensando que la moda no es para mí y gracias a eso me cambió todo, desde mi trabajo a la forma en la que me veía a mí misma y la forma de ver la vida”.

Gracias a este proyecto Elena sintió que tenía un nuevo propósito y no iba a dejar que este chance se le esfumara, a falta de dinero y otras oportunidades, recurrió a amigos para hacerse de un book y contactar diversas marcas para empezar la que sería la gran aventura de su vida.

A la revista cuenta por qué quiso dedicarse de lleno al modelaje y dejar atrás su profesión, “El mensaje y las personas que están escuchando este mensaje, ese fue mi mayor motor y motivación, todas esas mujeres que necesitan ver y escuchar esto, para mí eso es lo más fundamental, gracias a eso, no solamente el tema del modelaje, que a partir de eso empecé a dictar talleres y clases para mujeres que lo necesitan, no es que quieran ser modelo o algo, es más algo para reconocernos y aceptarnos, todas deberíamos darnos esa oportunidad de reconocernos frente al espejo”.

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Haciendo frente a las negativas

Pero al no cumplir con el prototipo común de una modelo, la protagonista de esta historia ha tenido y sigue teniendo que enfrentarse a detractores: “Personas que no conozco, o de marcas, a veces me hacen comentarios salidos de onda y es como: ‘ok…’, al principio me afectaba un montón. Hace un tiempo, para un comercial, desde el principio todo fue mal, empezando por la prueba de vestuario, me dieron una sola opción, un vestido, de vestuario normalmente te dan tres, cuatro, para que el director escoja, pero me dieron solo una que no me quedó, yo salí a preguntar si no había otra opción y la chica, la primera asistente de dirección, se voltea y me mira de arriba a abajo y me dice: ‘Elena, tú por tu posición no deberías exigir’”.

Para terminar, teniendo en cuenta que la carrera de modelaje puede tener una fecha de caducidad temprana, Elena Díaz Granados nos cuenta cómo le gustaría que lo que hace tenga una evolución y prolongación en el tiempo:

“Yo tengo 36 años, entiendo que se me acabe la carrera o puede que siga, de pronto no hablándole solamente a las mujeres gordas, sino a las mujeres mayores, porque la edad tampoco te limita a cumplir tus sueños. También obviamente tengo que pensar en el tema de dar clases, cursos, talleres, es algo más allá del tema del modelaje, porque tengo que pensar en el futuro, de qué vamos a vivir después, es el tema de ayudar, para mí es lo que más me motiva y mueve, siento que puedo seguir teniendo mis talleres y mis cursos teniendo la edad que sea, siento que por ahora no tiene caducidad, después puedo renovar mi mensaje y empezar a hablar de otras maneras”.

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