La coliflor, con su cabeza blanca y compacta, es una hortaliza de la familia de las crucíferas. Originaria del Mediterráneo oriental, ha conquistado paladares por su sabor suave y textura adaptable.
Su versatilidad en la cocina la hace una aliada ideal. Cruda en ensaladas, al vapor como guarnición, salteada en woks o gratinada con queso, la coliflor se transforma en platos deliciosos y nutritivos.
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Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, aporta fibra, vitaminas C y B, y minerales como potasio y fósforo. Además, es baja en calorías y carbohidratos, ideal para quienes buscan opciones saludables.
Con esta verdura, la creatividad culinaria no tiene límites. Por ello, es posible experimentar con recetas tradicionales o innovar con nuevas ideas. Si lo que quieres es que tus hijos la aprueben, acá te enseñamos a prepararla de tal forma, que el olor la pase desapercibida.
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¿Cómo hacer coliflor sin olor?
El portal especializado Peque Recetas ha reseñado que sí es posible hacer esta verdura sin necesidad de que tenga un fuerte olor.
El medio explica que el aroma que suelta al momento que suelta al momento de cocinarse se debe a que posee sulforafano, una sustancia que suele reaccionar con el calor produciendo un olor que gusta a pocos. De hecho, también es posible percibirlo en hortalizas como las coles de Bruselas o el brócoli.
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Algunos consejos para disminuir este inconveniente son:
1. Cocinarlo en agua la menor cantidad de tiempo posible para que no se libere la sustancia.
2. Añadir un chorro de leche a la cocción con el fin de neutralizar el sulforafano.
3. Agregar el agua con la que previamente hayas cocinado papas o manzanas.
4. Pon un poco de limón o de vinagre blanco para contrarrestar el aroma.