La trucha es un pescado de forma fusiforme, cuerpo alargado comprimido y con tronco caudal alto. Lo más característico y diferencial respecto a otros afines es una banda de colores irisados en verde, rojo y azul, situadas a lo largo de cada lado del cuerpo.

Este alimento se considera muy cardiosaludable y nutritivo, de sabor suave y bajo en grasa. Es una buena fuente de ácidos grasos omega 3, y considerable de proteínas con elevado valor biológico, minerales como selenio, fósforo, potasio o magnesio, y vitaminas B12, niacina y B6.

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La versatilidad de la trucha permite aprovechar todos los beneficios mencionados en una variedad de recetas. Por ello, acá te enseñamos cómo llevar a cabo una preparación al ajillo con este ingrediente para que innoves en casa.

Este plato es fácil de realizar y requiere pocos ingredientes.

Fotografía por: Getty

¿Cómo hacer una trucha al ajillo?

A través del portal Recetas Gratis el apasionado por la cocina Pablo Nieves explicó cómo realizar esta receta. A continuación, te dejamos el paso a paso y los ingredientes que requieres.

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Preparación de una trucha al ajillo

1. Priemero, en una sartén pon a calentar el aceite. Mientras tanto, limpia las truchas, aplícales sal al gusto y pásalas por harina por ambos lados.
2. Después, lleva las truchas a la sartén y fríelas a fuego medio.
3. Ahora, prepara el ajillo. Para ello, debes machar los ajos con ayuda de un mortero hasta que se vuelvan puré.
4. Una vez estén bien triturados, añade el vaso de vinagre y revuelve con una cuchara.
5. Cuando veas que las truchas están fritas, incorpora a ellas el ajo y espera a que todo se cocine por 3 minutos más.
6. Luego, puedes echar más salsa si deseas. Lo importante es que esperes a que todo se cocine para que te quede de buen sabor.
7. ¡Listo! ya puedes servir acompañada de ensalada de aguacate o arroz blanco.

Ten en cuenta que también puedes guardar las truchas en papel film y comerlas al siguiente día. Así se marinarán un poco y sabrán mucho mejor.

Así mismo, al momento de preparar esta receta pregunta si alguno de tus comensales es alérgico a cualquiera de los productos usados. Por ejemplo, algunas personas intolerantes al vinagre y podrían desistir de consumir tu plato debido a que contiene este producto.