Beto Murgas es un compositor y acordeonero colombiano nacido en Villanueva, Guajira, en 1948. Es uno de los compositores más importantes del vallenato, con más de 80 canciones grabadas por artistas como Alfredo Gutiérrez, Jorge Oñate, Diomedes Díaz y otros.
Ahora, a sus 75 años, se ha convertido en uno de los precursores más queridos de este género musical que se inmortalizó en Colombia y el cual, fue declarado Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2015 con el fin de salvaguardar su legado.
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Beto Murgas, en su propia casa, tiene un Museo del Acordeón.
“Nostálgicas, alegres, sarcásticas y humorísticas, las letras de las canciones del vallenato interpretan el mundo a través de relatos en los que se combinan el realismo y la imaginación”, es como la Unesco describe este género que ha marcado a la nación y a Jose Alberto Murgas Peñaloza, nombre de pila de Beto.
Beto Murgas: un compositor vallenato de pura cepa
En la propia casa Murgas se encuentra ubicado el Museo del Acordeón. Un espacio dedicado al instrumento que le da vida este tipo de música. Más de 20 acordeones se pueden encontrar en este lugar que permite recorrer distintas etapas de la evolución del vallenato y por supuesto, de la vida de Beto.
En una entrevista exclusiva con Revista Cromos, con ayuda de Fontur y Anato, el compositor nos contó cómo llegó a la música, cuál fue la inspiración de una de sus canciones, cuál es su rey vallenato preferido, entre otros datos que tal vez no conocías de uno de los autores más destacados de esta cultura.
La música llegó a la vida de Beto tras haber nacido en un “espacio sonoro que hoy se conoce como ‘Cuna de Acordeones’ que es Villanueva, La Guajira”, expresa el compositor. A unos metros de su casa vivía “el autor universal del vallenato con su canción La Gota Fría”, el señor Emiliano Zuleta.
Llegar al mundo en esa zona es un privilegio para aquellos que sueñan con que la música vallenata toque sus vidas pues, según explica Murgas, “el barrio donde vivía yo es uno de los barrios que tiene más familias musicales que se llaman dinastías”.
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Con el tiempo se fue motivando con el sonido del acordeón y después, se acrecentó cuando Alfredo Gutiérrez le graba su primera canción, titulada Cariñito mío. “Ya en el 71 me graba La Negra, que se me convirtió en una obra internacional. Hoy tiene como 40 versiones, yo destaco la de Los Melódicos”, añade el maestro.
Antes de llegar su fama mundial, en este género musical, sus recuerdos se remontaron a aquel primer instrumento que llegó a sus manos y no se trata precisamente de un acordeón, pues no tenía con qué comprarlo.
“Entonces con el Maestro Turco Gil buscábamos unos potes de pintura y algunos se ponían a tocar y yo cortaba el pico de una cerveza [de vidrio] y le poníamos un papel brillante que era de cigarrillo Lucky. Eso nos generaba un sonido”, comentó.
Al final, un tío suyo le regaló un acordeón y a un señor villanuevero, se le ocurrió que Beto le tocará mientras se disfrazaba, al estilo comparsa carnavalera. “A mí eso nunca se me olvida”, recuerda Beto.
Con el pasar de los años, se perfiló como compositor y ahora, en Valledupar, puedes visitar su casa llena de acordeones. Allí, su joya más preciada es un pequeño acordeón que le regaló a su hijo y el cual, no fue bien recibido. Después se dio cuenta que en uno de esos se compuso una gran canción (La Gota Fría) por lo que lo tomó como inspiración para alzar un homenaje a aquel instrumento que resuena en cada vallenato.
Ese mismo que se toca cada año en el Festival de la Leyenda Vallenata que se realiza en Valledupar y en donde se coronan reyes destacados del género. Uno de ellos, el preferido de Murgas y quien se ha posicionado como rey vallenato en tres ocasiones: Alfredo Gutiérrez.
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“Alfredo hizo una revolución como en el séptimo festival que casi no se lo permitían, pero fue tan impactante que marcó la diferencia. Ahí, comenzaron a tocar como él tocó la puya. Hay unos muy buenos, pero nos hubiéramos estancado si se sigue tocando igual”, indicó el compositor.
- ¿Su canción preferida?
- Grito en la Guajira, mi primera expresión social o Nativo del valle, un canto a la identidad.